Hablamos con el alcalde de Vila-seca, Pere Segura, sobre la polémica en torno a la estación intermodal que se ha generado en las últimas semanas, de la tasa turística y el futuro del Hard Rock.
En la anterior entrevista hablábamos de la parálisis del gobierno autonómico. Ahora que ya están en marcha, ¿cómo lo valoras?
Si lo valoro en clave Vila-seca, tengo una de cal y una de arena. Por una parte, el proyecto del tranvía se ha podido sacar adelante y, por otra parte, el Hard Rock es el paradigma de una política de poca altura de miras. Han modificado las condiciones de un adjudicatario para cumplir una un punto de un pacto de gobierno que no es representativo del territorio. Muchas veces hablamos de consenso, pero aquí no hay y se ha sacado adelante. Desde el punto de vista del Gobierno, creo que todavía es difícil hacer una valoración. Existe un gran riesgo de que todas las iniciativas no se lleven a cabo por la falta de presupuestos. Por lo tanto, estamos a la espera de cómo evoluciona el mandato.
Como comenta, el Gobierno ha modificado el impuesto al juego. En este contexto, ¿puede revivir el proyecto del Hard Rock?
No confío en ello. Los operadores ni siquiera han hecho ninguna mención. Cuando un operador no dice nada quiere decir que está estudiando las acciones que emprenderán. Independientemente de lo que puedan estar planteando los inversores, es evidente que esta modificación afecta al plan de viabilidad. Le estás modificando las condiciones de inicio. En el mejor de los casos implicaría un replanteo de la propuesta. Sólo para tener la propuesta hemos estado muchos años, así que si la tienen que redefinir volveremos a la casilla de inicio y entraríamos en una dinámica de daños patrimoniales.
“Con el Gobierno de la Generalitat tengo una de cal y una de arena. El tranvía y el Hard Rock”
La consellera Romero les pedía “corresponsabilidad fiscal” desde la Cámara de Tarragona. ¿Ha podido hablarlo con ellos?
Soy el primero que considero que debe haber corresponsabilidad fiscal. Debemos recordar, sin embargo, que es un proyecto que lo valida el PSC y la antigua Convergència. Somos nosotros quienes hemos ido a buscar unos inversores que luego participan en un concurso con unas condiciones concretas. No es una cuestión de corresponsabilidad fiscal, sino del cambio de condiciones. Es evidente que te deja en un ámbito de fragilidad jurídica total por parte de la Generalitat.

El PSC lo ha defendido en campaña, pero se ha impuesto la visión de los Comunes. ¿Cómo ve el hecho de que una fuerza minoritaria marque el rumbo en este sentido?
Tenemos un sistema que es una democracia parlamentaria. Las minorías tienen su voz y tienen capacidad de influir. Eso me parece muy interesante. La cuestión es cuando pervertimos eso. Es decir, hacer política a través de los eslóganes y articularla a través de tres o cuatro ítems. Es lo que les ha pasado a los Comunes, que además les sale gratuito ponerse en contra. Aquí no tienen representación.
Los Comunes o Esquerra tienen otras ambiciones políticas que podrían ver satisfechas y, en cambio, han hecho de ello un elemento estrella. Unos porque la mayoría de votos vienen de Barcelona y les es igual lo que saquen a Tarragona, mientras que los otros porque hacen ese tacticismo político de erosionar al adversario. Como era la propuesta estrella del PSC, hacen aflorar su contradicción. No es una dinámica donde las minorías influyen. En lugar de utilizar la influencia por políticas útiles, lo hacen por todo lo contrario.
“Los cambios con el Hard Rock te dejan en un ámbito de fragilidad jurídica total por parte de la Generalitat”
Los Comunes también han pactado la tasa turística con el PSC. ¿Qué piensa de las modificaciones?
Esta tasa ha sido poco dialogada y participada desde el mundo local y los agentes implicados. El turismo en un destino maduro como el nuestro debe buscar mecanismos de compensación. Otros países ya hace muchos años que lo hacen. No nos debe dar miedo, pero debemos adaptarlo a la idiosincrasia de los destinos turísticos.
Una de las cosas que cambia es que el dinero recaudado no debe ir exclusivamente a reinvertirlo en turismo. ¿Es un camino que tenemos que recorrer?
La tasa debe poder financiar muchas intervenciones o servicios. El Ayuntamiento de Vila-seca no necesita ese número de socorristas o de policías si no es porque tiene turistas. Lo mismo ocurre con ciertas infraestructuras. La Generalitat ha puesto sobre la mesa que la tasa financie las cuestiones de vivienda. Creo que no es adecuado, pero tampoco estoy del todo en contra. Estoy realmente en contra con el redactado, que dice que una parte de la recaudación de la tasa va destinada a las políticas de vivienda de la Generalitat en toda Cataluña. Debe repercutir allí donde se ha recaudado. No puede ser para hacer políticas de vivienda en otros lugares, los recursos los necesitamos nosotros.
“La tasa turística no nos tiene que dar miedo, pero la tenemos que adaptar a la idiosincracia de los destinos”
El otro tema que destacaba era el tranvía. Parece que la primera fase está encaminada. ¿La segunda va demasiado lenta? ¿Corremos el riesgo de quedarnos sólo con el tramo que recorre Cambrils, Salou y Vila-seca?
No tengo ninguna duda. Las dos ciudades generadoras de demanda son Reus y Tarragona, con Vila-seca como eje central. Además, tienen una capacidad de influir en la Generalitat porque son del mismo color. De todas maneras, el proyecto ha ido más allá de los partidos. Estamos en un impasse de aterrizaje y ejecución de la parte Cambrils-Vila-seca y, cuando lo tengan encaminado, se pondrán con todas las energías para desarrollar la de Tarragona y Reus.
La consellera Romero reclamaba “consenso” con relación a la estación intermodal. ¿Los puentes están rotos?
Los puentes no están nunca rotos. La relación con el alcalde de Tarragona es muy buena, independientemente de que podamos discrepar de determinadas cuestiones. Hay disparidad de opiniones, pero tampoco creo que estén demasiado alejadas. Como Ayuntamiento, no estamos en desacuerdo de que Tarragona pueda redefinir las líneas ferroviarias del futuro, sino que no se vea con una mirada compatible con la estación intermodal. Este matiz es fundamental. La estación intermodal es un hecho y 2026-2027 se deberían iniciar las obras. Esto nos permitiría tener un transporte rápido hacia Barcelona y mejorar la interoperabilidad. La propuesta de Tarragona es a medio-largo plazo. Estamos hablando de inversiones de miles de millones de euros en los que faltan los estudios.
“La estación intermodal es un hecho y en 2026-2027 se deberían iniciar las obras”
Los técnicos del Ayuntamiento de Tarragona dicen que serían casi incompatibles.
Esto es una opinión de unos técnicos, que a su vez ven viable una inversión de al menos 2.000 millones de euros sin unos estudios iniciales. No podemos secuestrar a la población diciendo que una cosa está condicionada con la otra. Quizás de aquí a 20 años tienen razón los técnicos, se hace la intermodal de Tarragona y se acaba cerrando la del nudo. O resulta que acaban habiendo las dos estaciones porque en 20 años la población es de 700 mil habitantes, como Barcelona. Allí tienen la estación de Francia, la de Sants, la Sagrera y la de Gràcia.

El alcalde de Tarragona dice que estarían en “medio de la nada”. ¿Cómo recibe estas declaraciones?
Estoy seguro de que el alcalde de Tarragona, que es una persona inteligente, sabe que estas declaraciones no se adecuan a la realidad y son desafortunadas. Si la intermodal está a 500 metros de Reus, a un kilómetro de Vila-seca y a siete de los primeros barrios de Tarragona está en medio de la nada?
“Si la intermodal está a 500 metros de Reus, a un kilómetro de Vila-seca y a siete de los primeros barrios de Tarragona está en medio de la nada?”
¿No se cometería el mismo “error” que con la estación de La Cellera?
Niego que sea un error. El error es nuestro. Que la estación no tenga una buena frecuencia y red de transporte público es problema del territorio. Que Tarragona tenga una estación es gracias a un trabajo de los políticos en su momento. La alta velocidad pasaba de Barcelona a Lleida paralelo a la A-2, que es el trazado más eficiente. Gracias a la presión, hace una pandilla que se va mucho más allá de la A-2 y nos permite tener una estación de alta velocidad en el Camp de Tarragona. Tenemos que valorar las victorias. Ahora resulta que conseguimos una estación intermodal que tiene interconectividad con Cercanías litoral, una línea de alta velocidad y con un futuro tranvía y eso le decimos que es el centro de la nada? Es como si dijéramos que el aeropuerto de El Prat está en el centro de la nada porque está en El Prat. Hay infraestructuras que están donde pueden estar.
Hay quien dice que, cuando no hay consenso en el territorio, al Ministerio le cuesta invertir. ¿Está en peligro la intermodal?
Para mí no. La estación no es fruto de una presión de Reus o Vila-seca, sino de la valoración de la mejor posición. Son los técnicos quienes defienden la posición y de ahí sale el consenso. Quiero pensar que la estación acabará haciéndose, aunque estas cuestiones no ayudan y ralentizan. Si hay consenso mucho mejor, pero también es verdad que muchas cosas se hacen sin consenso. En su día, el túnel de Barcelona que pasaba por la Sagrada Familia no tenía consenso. Era la decisión más solvente.
“Quiero pensar que la estación acabará haciéndose, aunque estas cuestiones no ayudan y ralentizan”
¿Ha hablado con Madrid?
No he hablado. El Ministerio con esto es muy prudente. Cuando toque, dirán la suya.
¿Deberán reunirse Pere Segura y Rubén Viñuales?
No es una cuestión de campanarios, sino de qué idea de territorio queremos articular. Existe la estación proyectada en Vila-seca, pero también nos ubican un fotimero de ramales ferroviarios como el nudo que no tenemos ganas de tener. A veces, ciertos problemas generan ciertas oportunidades. Tengo foros donde hablar con el alcalde de Tarragona.

Han marchado de las reuniones del grupo impulsor del área metropolitana. ¿El paso viene empujado únicamente por esta falta de consenso?
Viene por un defecto de formas. Las cosas no se están haciendo con la transparencia que se debería haber dado. No se puede construir nada a través de la desconfianza.
“No se puede construir nada a través de la desconfianza. Falta ser claros y generar consensos”
¿Falta comunicación?
No. Lo que falta es transparencia, ser claros y generar consensos.
La playa de La Pineda es la más contaminada de Cataluña por microplásticos. Usted fue a Europa para hablar sobre el tema. ¿Qué se debe hacer?
Me he implicado mucho, pero también quiero sacarle un punto de dramatismo. Da la sensación de que estamos en unas playas que ponen en peligro a la ciudadanía y es todo lo contrario. Los pellets son un elemento que no debería estar en el medio y debería legislarse, pero tenemos unas playas con calidades de agua excelentes y tenemos que trasladar tranquilidad. Se está a punto de aprobar una directiva europea para regularlo y que se tomen las medidas pertinentes.
¿Cómo se encuentra la vía judicial?
Lo estamos valorando.
Entramos en la segunda mitad del mandato con muchas obras en marcha. ¿Qué nos espera estos dos años?
La traca final. Los mandatos tienen dos fases. La primera de elaboración y documentación de proyectos y una segunda de ejecución. ¿Qué es tangible? Las obras de La Pineda, el centro experiencial, el estadio municipal, la rambla, la avenida Montserrat y todas las políticas de ámbito social. Nos esperan dos años donde todo cogerá forma.