El ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ha aprobado este jueves un plan para reducir el ruido en tres tramos situados en las autovías A-2, a su paso por Sant Andreu de la Barca; en la B-10, a la altura del Hospital Universitario de Bellvitge; y en la B-30, entre Cerdanyola del Vallès y Sant Cugat del Vallès.
El ejecutivo español ha matizado que las soluciones serán diferentes para cada caso, pero que principalmente consistirán en la instalación de pantallas acústicas al margen de los tramos y de la ejecución de pavimentos fonoabsorbentes. El objetivo de la medida, según ha apuntado el ministerio, es cumplir con los objetivos de calidad acústica (OCAs) establecidos por la normativa vigente. Los trabajos tendrán un coste estimado de 15,1 millones de euros.
Esta medida se enmarca dentro del Plan de Acción Contra el Ruido del ministerio, centrado en paliar la contaminación acústica en zonas sensibles como centros sanitarios, centros docentes o zonas residenciales.
En este caso, las pantallas acústicas que se instalarán están dimensionadas para cumplir con los OCAs tanto en el escenario actual como en el futuro, teniendo en cuenta “el previsible crecimiento del tráfico” en estos tramos, según ha subrayado el gobierno español.
Así, el ejecutivo ha anunciado que los nuevos pavimentos estarán fabricados con polvo de neumáticos fuera de uso para “reforzar la sostenibilidad” en las carreteras.
La actuación se financiará a través de los fondos NextGenerationEU dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) del Estado, que contempla la inversión de 302 millones de euros para llevar a cabo acciones de sostenibilidad, eficiencia energética y acciones contra el ruido en la red de carreteras.
