Los negocios de productos cannábicos han crecido en la ciudad de Barcelona en los últimos cinco años, sobre todo por la proliferación de tiendas de productos con cannabinol (CBD), un derivado legal del cáñamo -si no contiene más de un 0,3% de la sustancia psicoactiva de la planta (el THC)-. En los establecimientos se pueden encontrar aceites, cabellos, vapeadores, cosméticos y otros productos derivados del cáñamo. Los datos del censo municipal de negocios en planta baja analizados por la ACN constatan que entre 2019 y 2024 este grupo de locales se han multiplicado por tres en toda la ciudad: de menos de una treintena a más de 80. En cambio, las tiendas que venden exclusivamente cigarrillos electrónicos o vapeadores se han estancado el último lustro y no llegan a la treintena.
Aunque en algunos casos resulta difícil establecer exactamente qué productos comercializan los establecimientos, el registro de locales con referencias al cannabis, la marihuana, las semillas y al “CBD”, entre otros, ha crecido de forma clara en cinco años. La ACN ha contabilizado una octogésima en el censo de locales comerciales en planta baja de 2024 -del Ayuntamiento de Barcelona-, incluyendo también algunos negocios de plantación o “grow shops”.
El recuento se ha realizado entre los locales del grupo “establecimientos de tabaco y artículos de fumadores”, donde esencialmente están los estancos y cavas de cigarrillos, puntos de venta de cigarrillos electrónicos (vapeadores) y también estos últimos, los que tienen alguna relación con el cannabis y sus derivados. En este sentido, hay que decir que el listado de negocios cannábicos de la ciudad es más extenso, porque muchos “grow shops” (dedicados a la promoción del cultivo de la marihuana) abren con licencia de floristería, y por lo tanto no todos aparecen en el listado analizado.
Así lo ha denunciado en más de una ocasión, de hecho, el Gremio de Floristas de Cataluña. Y también lo confirma a la ACN el presidente de la asociación de comerciantes de los principales ejes barceloneses, Barcelona Comercio, Próspero Puig, a quien le consta “un aumento importante de floristerías en toda Cataluña”. Aunque admitió que “es cierto que vienen cosas relacionadas” con la plantación, considera que no es “la actividad principal”; “lo hacen por exigencia normativa: cuando te suspenden una (otra) licencia, buscas una para poder trabajar dentro de la ley”, explica.
En el censo de locales comerciales de Barcelona se contabilizan una cuarentena más de floristerías en 2024 respecto de las que había en 2019, aunque no se puede determinar que el crecimiento sea una exclusiva de este tipo de establecimientos cannábicos.
El auge de los derivados del cáñamo, y concretamente los productos que contienen CBD, se ha producido a partir del año 2019, de acuerdo con los datos del censo comercial de la ciudad. Precisamente, en el año 2020, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dictó una sentencia favorable a la comercialización del cannabidol (CBD) producido legalmente dentro de la UE. La única exigencia es que los productos no contengan una proporción de THC (el principio activo del cannabis con efectos psicotrópicos) superior a un 0,3%. En este sentido, la proliferación de locales de venta de aceites, esencias, cabellos, flores, cosméticos y vapeadores a partir de CBD es completamente legal.
Así lo subraya el responsable del bloque especializado en cannabis “Los mejores humos”, Javier Díaz Martín, que también asesora y ofrece servicios a clubes cannábicos y growshops de todo el Estado desde hace más de veinte años. “El CBD se ha hecho popular porque es novedad, y porque es un sustitutivo del tabaco y una alternativa saludable al cannabis con THC y sus efectos secundarios”, explica.
Díaz detalla que a diferencia del THC -el elemento psicoactivo del cáñamo-, el CBD tiene “una cierta actividad”, pero sólo “relajante y que calma sin efectos adversos”.
El experto dice que no le sorprende ni el auge de estos comercios, ni su proliferación sobre todo en el centro de la ciudad. “España tiene fama de consumo de marihuana y también de buen productor; no es de extrañar que turistas que ya consumen en sus países, donde a menudo el consumo es legal o cuando menos menos criminalizado, vengan aquí buscando lo mismo”. Díaz hace referencia a la expansión de estos años sobre todo en el centro de la ciudad de tiendas de productos cannábicos en un sentido amplio: cbd, artículos para fumadores o de cultivo. Eso sí, hace notar que los grow shops han ido a menos a la ciudad, según él, por la comodidad que representa el CBD, como producto final, legal y sin efectos nocivos.
El portavoz de Barcelona Comerç, Prósper Puig, con más 25.000 comercios de 23 ejes comerciales de toda la ciudad, incluido el Raval, pero no en los más turísticos barrios del Born y el Gótico, no ve un gran “problema” en la eclosión de este tipo de comercio, y lo sitúa principalmente en las zonas con más presión turística como el centro de la ciudad: “Donde hay mucha población flotando a menudo la oferta comercial es diferente a la que puede haber en la ciudad -digamos- más vecinal”, constata.
Lo que Puig pide al Ayuntamiento es que en los locales “se haga negocio comercial estrictamente, que se hagan inspecciones para ver si pueden vender lo que venden, y que no haya competencia desleal”. Si no, dice, “se acaba expulsando de locales comerciales a gente que no puede pagar alquileres elevados y que sí pueden asumir negocios que no cumplen la normativa a la que deberían estar sometidos”.
Algunas tiendas de venta de productos con CBD vendían también hasta el pasado mes de abril artículos que contenían otro canabidol, el HHC, este sí con efectos similares al THC, pero que no “se había fiscalizado”. A finales del mes pasado el gobierno español las prohibió.
Javier Díaz cree que las inspecciones municipales que se realizaron hace tres semanas en una treintena de “grow shops” y establecimientos cannábicos del centro estaban enfocadas a detectar si todavía se podían encontrar este tipo de productos.
La Guardia Urbana y la Agencia de Salud Pública de Barcelona inspeccionaron 28 locales y en la operación se detectaron 145 infracciones y se abrieron dos diligencias penales por un delito de salud pública, con dos personas investigadas. También se intervinieron 1.800 objetos, más de la mitad de ellos de forma penal por indicios de contener extracto de cocaína, hachís u otros.
Desde Barcelona Comerç relativizan el impacto que estos nuevos negocios puedan tener el medio o largo plazo en la ciudad, y compara el fenómeno con el de los locales de venta de cigarrillos electrónicos. “Todo se va estabilizando, ahora ha habido un boom, pero creo que muchos barrios o ejes comerciales acabarán teniendo una o ninguna, de este tipo de tiendas. Con los cigarrillos electrónicos fue clarísimo, duraron 3 o 4 meses”, asegura.
El censo municipal de locales, consultado por la ACN, le da la razón: en 2019 se identifican unos 25 locales de venta exclusiva de “vapeadores” y cigarrillos electrónicos; en 2022 llegaron a caer, hasta 17; y en 2024, hay 27, solo dos más que hace cinco años.
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