Vanessa Espinosa, una joven de 31 años vecina de San Sebastián de los Reyes en Madrid, ha muerto tras meses de lucha contra un tipo de cáncer muy poco común: el sarcoma desmoplástico de células pequeñas y redondas, con menos de 200 casos diagnosticados en el mundo desde 1989.
La enfermedad fue detectada el año pasado, después de que Vanessa comenzara a sentir dolores en los riñones mientras hacía su trabajo como maestra de educación infantil. Tras varias pruebas, los médicos confirmaron la presencia de este tumor en el hígado y en el abdomen. Siguió un largo e intenso tratamiento con quimioterapia, radioterapia y ensayos clínicos, pero finalmente los profesionales le comunicaron que no había más opciones terapéuticas disponibles.
Lejos de rendirse, la Vanessa y su familia iniciaron una campaña de micromecenazgo para costear un tratamiento experimental llamado Oncothermia, basado en el uso de ondas electromagnéticas para atacar las células tumorales sin afectar a los tejidos sanos. La respuesta ciudadana fue extraordinaria: en poco tiempo se recaudaron más de 60.000 euros gracias a la solidaridad de vecinos, amigos y desconocidos.
A pesar de la esperanza que había generado este nuevo tratamiento, el cuerpo de Vanessa no pudo resistir más, y murió sin llegar a completar la terapia. Su hermano lo ha comunicado a través de las redes sociales con un mensaje cargado de agradecimiento: “Con todo el dolor de mi corazón, siento deciros que mi hermana nos ha dejado esta mañana… gracias a todos de corazón”.
La familia ha anunciado que los fondos sobrantes serán donados íntegramente a la Asociación Española Contra el Cáncer, como gesto de compromiso y apoyo a otras personas que se encuentran en situaciones parecidas.