sábado, 29 de junio de 2024
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Desaparecen en el mar tres chicos que iban en una embarcación que suministraba combustible a las narcolanchas

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La Guardia Civil investiga la desaparición de tres jóvenes de Balerma, El Ejido (Almería), que presuntamente se adentraron el 25 de febrero pasado en alta mar en una embarcación destinada al
petaqueo
, es decir, que facilitaba combustible a narcolanchas y barcos dedicados a actividades ilegales.

Fuentes de la Comandancia de Almería han confirmado a EFE que se han presentado dos denuncias, así como que se mantiene abierta una investigación para intentar localizar a Adil Lamsiyah Benaissa, de 20 años; Khaled Khayati, de 33, y un tercer joven, del que se desconoce su identidad.

EL TÍO DE ADIL HABLA

El tío de Adil, Jalal Benaissa, ha explicado a EFE que su sobrino ha nacido y se ha criado en Balerma, que ha estudiado y durante los veranos trabajaba como socorrista, así como que hasta el pasado mes de febrero trabajó con su padre en un almacén hortofrutícola, aunque fue despedido en febrero debido a la baja producción de la empresa.

“Hay una banda que se dedica a trasladar gasolina en embarcaciones a otras embarcaciones en alta mar. Buscan niños sin conocimiento de nada. Por una pequeña cantidad les comen la cabeza”, asegura el tío.

SOS Desaparecidos

Explica que su sobrino subió junto a los otros dos desaparecidos en una semirrígida de ocho metros de eslora el 25 de febrero pasado y que juntos salieron desde algún punto del Cabo de Gata mar adentro.

“Desde entonces no se sabe nada del niño. Pasaron los días y por el pueblo se empezó a hablar de que los otros dos habían muerto porque la embarcación había volcado a 30 millas náuticas del Cabo de Gata, pero no se hablaba de mi sobrino. Si saben la distancia es porque tienen la embarcación geolocalizada”, concluye Benaissa.

Ha insistido en que aquel domingo hacía
“un temporal increíble”
, y precisa que su hermana, la madre de Abil, creyó hasta el viernes de la semana pasada que su hijo se había ido a pasar unos días con la novia, motivo por el que no denunció hasta ese día.

“Buscó el capitoste -del supuesto grupo de petaqueros– porque se ha corrido la voz que era él quien los había enviado en una semirrígida con 60 petacas para abastecer otros barcos a alta mar. Le dijo que no sabía nada de su hijo y que no tuviera esperanzas de que volviera”, mantiene Jalal.

El tío de Abil lamenta que, pese a la supuesta geolocalización de la embarcación, “cuando se perdió la señal no se hizo nada, no se llamó Salvamento Marítimo o la Guardia Civil”.

Añade que el pasado lunes, tras tener conocimiento de que varias narcolanchas se habían refugiado en el Cabo de Gata, la madre de Abil volvió a acudir a la Comandancia de Almería “a preguntar si habían encontrado a alguien o alguna embarcación a la deriva”.

“Mi sobrino no sabe llevar esta barca ni ha subido nunca a una en la vida. El padre tuvo que darse de baja por depresión. Toda la familia está destrozada. Además, parece que unos días antes de que desapareciera, la Guardia Civil paró a mi sobrino y el capitoste de este grupo remolcando por tierra una embarcación, que fue confiscada”, concluye.

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