El Observatorio de la Calidad del Aire del Camp de Tarragona ha presentado su séptima edición con varios datos sobre este campo. Se trata de una iniciativa impulsada por Repsol, con el apoyo de la AEQT, la coordinación del Instituto Cerdà y la dirección científica de la URV. Esta evalúa la presencia de 60 compuestos orgánicos volátiles en la veguería y ya acumula más de cien mil datos que permiten hacer una comparativa a lo largo de los años y mejorar procesos dentro de la industria. “Los datos nos permite hacer una mejora continua. Por ejemplo, nos ayuda a identificar puntos concretos que luego repercuten en esta mejora de la industria“, afirma Ignasi Cañagueral, presidente de la AEQT, que también señala que es una herramienta de “transparencia”.
El Observatorio cuenta actualmente con 19 entidades e instituciones adheridas y tiene la intención de visualizar las localizaciones donde se producen los valores medios más elevados para intensificar la monitorización y explorar mejoras. El estudio presta especial atención a los compuestos que se fabrican en las instalaciones del Camp de Tarragona, como por ejemplo el benceno, el 1.3 butadieno, el 1,2 dicloroetano, el etilbenceno o el acetato de metilo , entre otros. De todos los compuestos, sin embargo, sólo el benceno cuenta con una normativa para el control.
Desde 2019, su alcance son más de una veintena de puntos y 12 muestreos mensuales de 14 días. Concretamente, se miden 18 puntos de muestreo de 11 municipios de El Camp de Tarragona (El Morell, La Pobla de Rosanes, Constantí, Puigdelfí, Tarragona, Reus, Vilallonga, Alcover, Valls, Vila-seca y La Canonja). Se trata de las localidades adyacentes a la industria química y las capitales de comarca. Además, hay 4 puntos más de referencia para valorar comparaciones. Barcelona, Lleida, Girona y Prades. Esta última por tenerla como ejemplo de localidad con poca actividad contaminante.
De todos los compuestos, el benceno es el único que dispone de normativa, que lo fija en un máximo de 5 μg/m³. En este indicador, todas las poblaciones tienen unos resultados “notoriamente inferiores” a los máximos permitidos. A pesar de estar muy por debajo, algunos municipios tienen números más altos que el resto por la “proximidad” a las plantas, como Constantí con 1,25 microgramos o algunas puntas en los meses de enero, junio o noviembre en La Pineda (1,04) o la Laboral (1,23).
Los datos del benceno se complementan con la información de los equipos en línea que tiene la Generalitat instalada en las cabinas de Constantí y Puigdelfí, los cuales confirman la fiabilidad de los datos del Observatorio.
Otro de los compuestos analizados es el 1,3 Butadieno, que no tiene ninguna normativa establecida, pero se utiliza la referencia de 2 microgramos máximos. Esta la ha cogido el Observatorio inspirándose en la recomendación más exigente que existe en Ontario, Canadá.
Según el estudio, en 2024 fue la primera vez en los últimos siete años que este compuesto se encuentra por encima del valor de referencia en uno de los 18 puntos de muestreo del Camp de Tarragona. Concretamente, ha sido en El Morell, donde ha llegado a los 2,7 microgramos por metro cúbico, casi el doble respecto a los 1,43 de 2023 por “incidencias puntuales”, según los responsables del estudio. Aparte de esto, el 1-3 butadieno se ha mantenido o ha bajado en la mayoría de las poblaciones excepto El Morell, Constantí (rozando el umbral con 1,96), Alcover, La Pobla de Rosanes, El Alfés y Tarragona. Unos datos que el sector avisa de que ya está estudiando para establecer cambios.
El director científico del informe y catedrático de Química Analítica de la URV, Francesc Borrull, ha atribuido estos valores punta a “incidencias puntuales en plantas” en Constantí y El Morell. Según ha precisado, la influencia del régimen de vientos y su dirección en esta zona explicaría que las puntas registradas no coincidan en estos dos casos. “Si durante el muestreo han soplado vientos de norte, la incidencia ha sido para Constantí. Si han tenido otro origen puede ser hacia la parte de El Morell”, ha resumido.
Las empresas químicas aseguran que disponer de esta información a tiempo real les permite determinar las prácticas que pueden generar estos niveles e introducir mejoras que eviten el alza de estos valores. De momento, sin embargo, según los autores del estudio, el comportamiento de estas puntas ha sido similar al de 2023. Sobre los más de 13.000 datos de El Morell, se ha repetido la cifra de un 7% de puntas por encima de los 2 microgramos por metro cúbico. Dentro de este grosor, al menos media docena de puntas llegaron a los 200 microgramos por metro cúbico entre los meses de septiembre y octubre.
Aunque se estudian 14 días en cada muestreo mensual, en 2025 irán hasta los 28 días en las cuatro poblaciones con más incidencias. De esta manera, creen que tendrán un “informe más global” que permitirá ser preciso a la hora de determinar los cambios.
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