Cataluña ha registrado 76 casos de matrimonios forzados entre 2019 y 2023, con un repunte este último año con hasta 18 detectados. Con respecto a 2024, según datos del Departamento de Interior, en los tres primeros trimestres se atendieron seis casos, de los que cuatro implicaban chicas menores de edad. Ahora bien, la directora general para la erradicación de las violencias machistas del Departamento de Igualdad y Feminismo, Belén Gallo, apunta a la ACN que estos datos no visibilizan la labor de prevención que se hace para evitar que se produzcan matrimonios forzados. “Que acaben en una necesidad real son muy pocos”, señala. Gallo asegura que el Gobierno trabaja para ofrecer un abordaje específico para abordar este fenómeno.
Los matrimonios forzados se atienden como violencia machista y Gallo apunta que, cuando ya se derivan a otros departamentos o agentes, es porque “se ha llegado demasiado tarde”. Algunos de los matrimonios se celebran en el país de origen, explica Gallo, pero “a efectos prácticos no deja de ser un matrimonio”.
Según los datos del Departamento de Interior, en 2019 se registraron 15 casos de matrimonios forzados, 18 en 2020, 10 en 2021, 15 en 2022 y 18 en 2023. De los seis casos atendidos en los primeros nueve meses de 2024, tres fueron en la región metropolitana sur, uno en la metropolitana norte, uno en la metropolitana de Barcelona y uno en la región de El Camp de Tarragona.
En cuanto a los casos en los que se ha hecho prevención, el Departamento de Igualdad y Feminismo apunta que el año pasado hizo acompañamiento a tres mujeres adultas, un hombre adulto y a ocho adolescentes, y en 2023 fueron 16 mujeres adultas y nueve adolescentes acompañadas por posibles situaciones de matrimonios forzados.
La mayoría de los casos de riesgo de matrimonio forzado se detectan desde la escuela o los servicios sociales. Por ejemplo, en las escuelas hay una unidad de apoyo al alumnado que vive situaciones de violencia y la mayoría son violencias machistas. Se trata de un programa de Educación donde también participa el Departamento de Igualdad y Feminismo y que puede hacer de antena. Si se sospecha o se detecta un caso se coordinan las intervenciones con la maestra y se activa el protocolo pertinente.
Por un lado, se trata de trabajar para “empoderar” a la niña, que sepa cuáles son sus derechos, qué factores de riesgo hay y qué factores protectores tiene a su alrededor. “No solo hay atención, sino también recuperación y reparación final”, indica la directora general. En función del riesgo de que se evalúe se trabaja en la prevención previa o, si bien existe un riesgo inminente de que se produzca el matrimonio, se activan otros agentes.
Gallo reivindica la labor de prevención ante este fenómeno. Un elemento “clave” son los mediadores. Con un trabajo con la familia se puede llegar a evitar la celebración de un matrimonio forzado. “Es muy importante la labor con la familia y sobre todo, con la niña, adolescente o mujer”, afirma.
De hecho, apunta que a menudo hay muchos más casos en los que hay que activar el sistema de protección de la niña o la mujer que sufre un riesgo “bajo, medio o alto” que los casos que llegan a materializarse.
En caso de que se detecte que ya no se puede hacer una tarea preventiva, se activa el Mecanismo catalán de referencia en matrimonios forzados, en el que participan técnicos de varios departamentos. Uno de ellos es el Departamento de Derechos Sociales y, si implica a una menor de edad, el caso puede pasar a la situación, que puede abrir un expediente de riesgo y hacer una valoración del caso.
Para menores de edad, la Ría tiene los Barnahus, que sirven de acompañamiento. En una respuesta parlamentaria, el Departamento de Igualdad y Feminismo indica que se está estudiando ampliar la atención de los Barnahus a otros tipos de violencias sexuales, como es el caso de los matrimonios forzados.
Según datos de la Contraloría, el 31 de diciembre de 2024 había 24 expedientes de riesgo abiertos con motivo de apertura ‘riesgo de matrimonio forzado’, y 15 expedientes de desamparo con medida cautelar abiertos con motivo de apertura ‘matrimonio forzado’.
En función de la edad y el contexto de la víctima o potencial víctima se realiza una intervención desde un departamento u otro. “Cuando tienen 16 años, por ejemplo, pueden recibir una intervención más especializada a través de los Servicios de Información y Atención a las Mujeres (SIAD) o los Servicios de Intervención Especializada (SIE) a las violencias machistas, que hacen una “intervención psicológica a las víctimas”, explica Gallo. A veces, apunta, también hay que buscar una vivienda de urgencia, y pueden entrar en servicios de acogida del hogar y servicios de acogida y recuperación.
Sin embargo, la directora general para la erradicación de las violencias machistas defiende que es necesario que los matrimonios forzados se aborden desde un abordaje más “específico”. “Tenemos que ampliar los servicios y especializar. Son violencias machistas, violencias sexuales, pero no es lo mismo un matrimonio forzado que una violencia sexual. Necesitan un abordaje específico y estamos trabajando en esta línea”, indica.
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