El acusado de agresión sexual a una trabajadora en Puigcerdà: “Quizás voy a malinterpretar las señales”

La Audiencia de Girona ha juzgado a un acusado para quien el fiscal pide 9 años de prisión por agredir sexualmente a una trabajadora en un local de Puigcerdà la noche del 21 al 22 de julio de 2023. La víctima ha explicado que había pasado el día trabajando con su jefe —coordinador de comerciales de zona de una empresa comercializadora de productos vitivinícolas— y pasaban la noche en la localidad para evitar conducir después de haber bebido.

Cuando acabaron la jornada laboral, fueron a hacer “la última copa” a un local. Allí, afirma que el acusado le hizo tocamientos reiterados contra su voluntad. El procesado ha dicho que tenía problemas con el alcohol, que ese día iba “borracho” y que tiene “lagunas”: “Quizás voy a malinterpretar las señales”.

El acusado era el “jefe directo” de la víctima. En el año 2023, ambos trabajaban como comerciales para una empresa distribuidora de productos vitivinícolas y él, como responsable de zona, se encargaba de coordinar y gestionar un equipo de trabajadores que se dedicaban a visitar clientes, ofrecerles los productos o diseñar la carta de vinos más adecuada para su negocio. Como responsable, a veces acompañaba a los comerciales durante su ruta.

Así, el 21 de julio de 2023 hizo la ruta visitando clientes con la víctima en la zona de Puigcerdà. La trabajadora ha declarado en el juicio que la relación que tenían era “exclusivamente laboral” y que la jornada discurrió con normalidad yendo de un establecimiento de restauración a otro y, siguiendo la planificación prevista, haciendo una cata de vinos a ciegas con unos clientes por la tarde.

La víctima ha explicado que la propia empresa les recomendaba no conducir si habían bebido y que era “habitual”, si iban a lugares lejos de casa, que reservasen habitaciones en hoteles. Por eso, cuando acabaron la jornada laboral, ella y el acusado estuvieron haciendo unas tapas y soñando. Después, decidieron ir a hacer “la última copa” a un local que había delante del hotel.

Llegaron hacia medianoche. Según ha explicado la víctima, de entrada pidieron una consumición y estuvieron jugando a dardos. Todo se “tórcer” cuando empezaron a bailar. Fue entonces, según ha remarcado, cuando el procesado se le empezó a acercar más de la cuenta, hasta llegarle a hacer tocamientos en la zona del pecho y en las nalgas. La víctima ha remarcado que le dijo reiteradamente que no quería, pero que el acusado hacía caso omiso.

En una ocasión, ha declarado, llegó a poner un dardo en el suelo para marcar la distancia donde quería que se mantuviera y también se fue al lavabo para distanciarse de él. Sin embargo, ha dicho que tan pronto como volvía, el procesado volvía a agredirla.

La trabajadora ha remarcado que, a la situación, se sumaba el hecho de que el acusado era su jefe directo y que le hacía “miedo” que pudiera perder el trabajo: “Defenderme me defendí, pero quizás podría haber hecho otras cosas y no me vi capaz por miedo a represalias”.

Finalmente, consiguió pedir ayuda a un grupo de jóvenes que había en el local, que intervinieron para apartar al acusado.

Los jóvenes han explicado en el juicio que hacía unos minutos que veían al hombre en actitud “bavosa” que no se separaba de la víctima y que ella no paraba de “rechazarlo”. Cuando vieron que la chica tenía cara de “terror”, decidieron actuar y apartarlo.

Según han declarado, él respondió violentamente y amenazó a uno de los jóvenes. Cuando sus amigos lo fueron a apoyar, el acusado huyó corriendo del local. Los jóvenes han expuesto que no vieron los presuntos tocamientos directamente, pero sí como el procesado se lanzaba encima de la víctima y la intentaba petonear mientras ella se apartaba.

 

Problemas con el alcohol

El acusado ha subrayado que estuvo consumiendo alcohol todo el día y que, ya a la medianoche, iba “tan borracho” que tiene lagunas y no recuerda el momento de los hechos. Según su relato, no volvió a recuperar del todo la conciencia hasta el momento que los jóvenes lo estaban persiguiendo mientras él huía del local. Consiguió llegar hasta el hotel y pedir a recepción que avisaran a la policía.

El procesado ha asegurado que no recuerda haberle hecho directamente ningún tocamiento a la víctima: “Al final quizás voy a malinterpretar las señales recibidas durante todo el día, pero en ningún momento la habría agredido. Al final, tal y como iba de borracho, quizás me puse un poco más insistente de lo que debía y me avergüenzo de verme así, como estaba esa noche”.

El acusado dice que intentó pedir disculpas a la víctima “por toda la situación generada” a través de una carta y ha subrayado que en el año 2023 tenía problemas con el consumo de alcohol. También ha señalado que desde entonces está en tratamiento psicológico por el “trauma” que le generaron los hechos.

Al día siguiente, y tras presentar la denuncia a los Mossos d’Esquadra, la víctima puso el caso en conocimiento de la empresa por la que trabajaban y el acusado acabó plegando voluntariamente y firmando la carta de renuncia.

 

9 años de prisión

El fiscal le acusa de un delito de agresión sexual sin penetración agravado por la relación de superioridad laboral y pide 9 años de prisión. También solicita 8 años de libertad vigilada y que el acusado no pueda acercarse a menos de 500 metros ni comunicarse con la víctima durante 8 años. La acusación particular eleva la petición a 9 años y medio de prisión.

La defensa pide la absolución. Como alternativa en caso de condena, solicita que le aprecien la atenuante muy cualificada de embriaguez y el de reparación del daño, porque ha consignado 2.000 euros para hacer frente a la indemnización. El juicio, que se ha realizado en la sección tercera de la Audiencia de Girona, ha quedado visto para sentencia.