Los castells, el Ball de Valencians y la Moixiganga. Tres muestras de la cultura popular que comparten una historia en común, pero que han evolucionado de manera diferente. De forma resumida, el origen de todo es el ball de valencians, que en su afán de hacer estructuras cada vez más elevadas y complejas evolucionó en lo que ahora conocemos como los castells. En medio, la iglesia y las autoridades de finales del siglo XVIII intentaron domesticar y resacralizar las fiestas del Corpus. Es aquí donde surge la moixiganga catalana, que intenta poner freno al crecimiento de las torretas que había iniciado los bailes de valencianos. “Se coge el baile de valencianos, se le ponen cirios, sombreros y poca altura, y los hacen religiosos”, explica Noemí Sans sobre los orígenes de la mojiganga.
Curiosamente, en Tarragona contamos con la muestra de las tres variantes. Las cuatro colles castelleras, el Ball de Valencians recuperado en 1997 y la Moixiganga. En la ciudad, los valencianos volvieron a tener presencia gracias a un esbart, como la mayoría de los bailes. Con todo, la Moixiganga emprendió un camino diferente y fue la creación de un grupo de jóvenes inquietos que decidieron ir por libre para sumar un nuevo baile al seguici.
“De los bailes que quedaban por recuperar, era lo más asequible. Estaba el ball de titans, pero se nos iba de las manos porque requería mucha gente. En cambio, la moixiganga se podía mantener en una entidad pequeña”, recuerda Noemí Sans, una de las impulsoras de su regreso a Tarragona. “Cuando recuperas un baile tienes que hacer un buen trabajo de investigación. Vamos a estar más de un año haciendo investigación sobre las referencias de la moixiganga”, remarca.
Las referencias más antiguas databan del 9 de marzo de 1844, cuando la mojiganga actuó ante la reina María Cristina en su regreso del exilio. Sin embargo, avisan de que el gestor cultural Jordi Bertran ha encontrado recientemente una referencia de 1775, que pronto darán a conocer.
Más allá de algunos escritos que lo llamaban, no sabían prácticamente nada de cómo era el baile en la ciudad. “No había ninguna información sobre los trajes ni la música. A partir de ahí, el vestido lo reconstruimos de color carmesí, ya que era el color con el que supuestamente iban la mayoría de los bailes de Tarragona. El baile lo reímos con lo que habían hecho otras moixigangues anteriormente y el estudio de la música lo hizo Roser Olivé”, señala la Noemí.
En cuanto a uno de los elementos más característicos del baile (el sombrero), elaboraron su propia adaptación. “Hay muchos bailes por toda Cataluña que tienen flores en el sombrero. Aunque son diferentes entre ellos, el sombrero es un elemento común con las otras cuatro mochilas que existen”. De hecho, su Mostra de Folklore Viu de 2009 se centró en las flores en los sombreros bajo el nombre de “Terrados floridos”.
Con toda la indumentaria y los detalles del baile a punto, se presentaron en sociedad el 17 de septiembre del 2000. El acto, que se celebró en el antiguo Ayuntamiento, contó también con la presencia de la Muixeranga d’Algemesí y las moixigangues de Sitges, Vilafranca, Vilanova y Valls. Aquella Santa Tecla, donde salieron 15 bailadores y dos ayudantes, fue la primera de las 24 donde han estado presentes hasta ahora. Este año cumplirán un cuarto de siglo en el séquito tarraconense.
El baile forma parte en las tres salidas del séquito durante Santa Tecla. En ellos, combinan los diferentes misterios, pero no pueden representarlos en su totalidad. “Durante el seguici hacemos algunos misterios de manera aleatoria, pero no podemos hacerlos todos. El día 22 por la noche es el único momento en que se ven al completo”, explica Georgina Mangrané, jefa de grupo. La noche antes de Santa Tecla, a las 22.45, la plaza de las Cols se llena para poder ver todos los misterios que representa la Moixiganga, haciendo de esta noche una de las más especiales para la entidad. De hecho, no lo dejaron de hacer ni durante la pandemia, cuando actuaron en el seminario con las mascarillas puestas.
Tampoco detuvieron durante la pandemia uno de sus actos característicos de Sant Magí. En la misma plaza de Les Cols, protagonizan la enramada los días previos a la fiesta del callejón Sant Magí, donde está la capilla votiva del patrón. Una decoración que este año ha sido tematizada con su cumpleaños.
De estas 25 teclas, sus miembros sacan muchas anécdotas. Por su parte, Noemí eIgnasi Sánchez, miembro de la junta, recuerdan la primera enxaneta que tuvieron en el baile, reclutada directamente de la colla castellera dels Nois de la Torre. “Era una bala”, rememoran riendo. Georgina también explica la logística del baile en los días de lluvia, una circunstancia bastante habitual. “Siempre tiene que llover y nos toca correr para ir a buscar un saco donde ponemos todos los sombreros, ya que no se pueden mojar”, relata. De hecho, estos sombreros las han visto de todos colores y este 2024 los jubilarán. Hasta ahora han ido rehaciendo las telas de los vestidos y arreglando algunos desperfectos, pero gracias a la colaboración de Repsol este año renovarán al completo todo el vestido con el mismo diseño que tenían hasta ahora.
Aparte de Santa Tecla, la Moixiganga ha vuelto por otros lugares de Cataluña, aunque cada vez es menos habitual. Una de las más curiosas fue en El Catllar, donde no representaron los misterios que están acostumbrados a hacer. En este caso, escenificaron una adaptación de la vida de Sant Nicaset, patrón del municipio de el Baix Gaià.
Aunque la mayoría de estos actos fuera de fiestas son en iglesias, el Ignasi subraya que tienen la espinita clavada por no haber actuado nunca en la Catedral de Tarragona a puerta abierta. Únicamente lo hicieron en un acto privado por las catequesis. La Noemí apunta que lo han pedido en más de una ocasión, pero siempre les han dicho que “tienen bastante con el retablo”. Un acto del Esbart Santa Tecla que cuenta con una mojiganga. Con todo, el Ignasi reconoce que “nunca nos hemos cerrado a ninguna fecha” y espera que el sueño de la asociación se cumpla algún día.
En todos los actos que vayan más allá de la fiesta mayor tarraconense tienen una política muy clara. Sólo asistir si el baile tiene algún sentido en ese contexto. “Alguna vez hemos dicho que no porque nos ponían con gigantes y un baile de bastones. No pintábamos nada porque no somos un baile que podamos definir como alegre”, dice la Noemí. Esta mentalidad se repite durante el séquito, donde intentan mantener la serenidad y la solemnidad que los caracteriza. La Georgina se encarga de recordar cada año cuál es el sentido de la moixiganga: “Ya sabemos que Santa Tecla es fiesta. No es que no dejemos reír o saludar, sino que queremos que sean conscientes de dónde estamos y en qué baile están participando”. Una actitud que conforma un aura especial allí donde pasan.
Para celebrar las 25 teclas, la entidad ha organizado diversos actos durante la fiesta mayor. Aparte de sus actuaciones habituales, preparan una deconstrucción del baile y una ruta de las capiletas votivas. Esta ruta se presentará el 17 de septiembre en el Espacio Turismo y se trata de un recorrido por las diversas capillas votivas que hay escondidas por la ciudad, normalmente olvidadas y sin ningún contexto. Ese mismo día se hará una parte del recorrido de manera guiada, que se repetirá también el 21 de septiembre. En cuanto a la deconstrucción, estará a cargo de Endantza Amaia Dorronsoro el 14 de septiembre en Sant Miquel del Pla.
Finalmente, el baile homenajeará a personas, entidades y empresas que han sido clave en el crecimiento de la asociación el 13 de septiembre por la noche. Además, durante el ida y vuelta a oficio del 23 de septiembre por la mañana podremos ver vestidas personas que anteriormente habían participado en la entidad.
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