La Universidad Rovira i Virgili ha hecho entrega este viernes de la Distinción Maria Antònia Ferrer i Bosch con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres. Este reconocimiento se concede a personas y colectivos que trabajan para favorecer la igualdad entre hombres y mujeres. En esta edición se ha entregado a las fundadoras y pioneras del Bloque Feminista de Tarragona de los años 70, que se atrevieron a abrir caminos hasta el momento inexistentes para organizar la lucha contra la falta de derechos de las mujeres, crearon espacios de diálogo y de atención y, a la vez, debían intentar pasar desapercibidas por la brigada político-social del régimen franquista.
La distinción, que entrega la Unidad de Igualdad, hace valer el empuje de este colectivo que a mediados de los años setenta y en plena efervescencia antifranquista y reivindicativa construyó el Movimiento de Mujeres de Tarragona, la semilla de lo que en 1976 fue el Bloc Feminista de Tarragona. Este colectivo nace oficialmente para luchar en favor de los derechos de las mujeres, flageladas en aquella época por la iglesia y la Sección Femenina del Movimiento.
Los miembros del jurado de la Distinción decidieron otorgar el galardón por unanimidad a las fundadoras y pioneras del Bloque: Rosa Queral, Teresa Gatell, Cesca Guinovart, Maite Curto, Maria Teresa Roca, Pilar Sardà, Maite Blay, Rosa Mas, Mercè Vergès, Rosa Arriaga, Pili Morinero, Lourdes Latorre, Fina Rabassó, Concepció Benet, Esther Forgas y Sol Roca.
Montserrat Tura Camafreita, exconsejera de Justicia y de Interior de la Generalitat de Cataluña, ha pronunciado la conferencia que ha precedido a la entrega del galardón. Tura ha querido destacar la “gloria de haberse atrevido a mantener su lucha a pesar del riesgo personal al que se enfrentaban en aquella época” y ha recordado que todas son mujeres nacidas y educadas en una dictadura: “No las educaron para ser rebeldes sino para ser sumisas. Y a pesar de eso fueron rebeldes”.
El Bloque, formado por mujeres trabajadoras -desde militantes de izquierdas hasta amas de casa-, nació con unas reivindicaciones muy claras: el divorcio, la patria potestad, el aborto, la anticoncepción, el conocimiento del cuerpo y la sexualidad bien entendida, luchas exclusivas del feminismo. Tura ha recordado que esta actitud combativa, “en una época en la que todavía estaba vigente la pena de muerte, las torturas y la política del miedo y del sometimiento, el hecho de reunirse y marcarse unos objetivos era un atrevimiento y un acto de valentía.”
En este sentido, Maite Blay, una de las pioneras y fundadoras del Bloc, ha recordado en nombre de todo el colectivo la realidad que se vivía en aquellos años: “La dictadura era cruel. Condenaba a muerte, torturaba, las leyes eran injustas y no teníamos derecho a nuestro cuerpo. No podíamos decidir a quién estimábamos ni cómo debía ser nuestra familia. Se perseguía la palabra, se nos discriminaba con la excusa de la protección”. “En el mejor de los casos -ha recordado- se nos trataba como si perpetuamente fuéramos menores, siempre bajo las órdenes de alguien. Se podía abusar de nosotros impunemente”.
En este contexto, el Bloque Feminista consiguió que las mujeres de Tarragona encontraran un espacio donde se discutiera sobre discriminaciones laborales, como la división del trabajo en función del sexo, los trabajos vetados y aquellos reservados por el hecho de ser mujeres o los salarios diferentes para un mismo trabajo. Favorecieron el debate sobre las discriminaciones en educación ante la política educativa existente: hacía pocos años de la aprobación de la ley que establecía la obligatoriedad de que las chicas fueran a la escuela, pero el currículo marginaba a las mujeres con menos horas de cultura general en pro de las enseñanzas del hogar.
En sus espacios de debate y discusión también se pusieron sobre la mesa temas como la familia o el adulterio con asimetría de género, que castigaba de diferente manera al hombre que a la mujer por un mismo hecho. O la ausencia de la patria potestad sobre las hijas y los hijos: la posibilidad de que el para pudiera darlos en adopción sin consentimiento de la madre.
El Bloque Feminista de Tarragona abordó también el tema de la violencia contra las mujeres, oculta, tolerada y animada para romper la rebeldía y el abandono de la mística de la feminidad más tradicional. Gracias a su trabajo se pudo hablar sobre represión sexual y se crearon servicios de planificación familiar. Además, consiguieron situar a las mujeres en el espacio público y político, reclamando el lugar que les correspondeba.
Sus reivindicaciones, que visualizaban la situación de inferioridad de las mujeres, generaron situaciones en algunos casos conflictivas en muchos partidos, asociaciones de vecinos y ámbitos relacionales donde las personas que formaban el Bloque convivían, con continuas presiones para meter a los hombres en sus reuniones.
En 1981, el centro de planificación deja su etapa de clandestinidad y pasa a constituirse formalmente como Centro Municipal de Planificación Familiar Media Luna. La apertura de este centro obliga al grupo a constituirse legalmente y se da por terminada la etapa fundacional del Bloque.
Pero su trabajo de los años previos dejó huella. La exconsejera Tura ha recordado su labor durante los primeros años de la transición, una época en la que la presencia de mujeres era prácticamente inexistente en las mesas de decisión política. Aun así, “gracias al rumor de su movimiento consiguieron que se aprobaran medidas que incomodaban a los partidos más reaccionarios como la modificación de la legislación sobre el adulterio”. Tura ha afirmado que la entrega de esta Distinción “es un acto de justicia y reconocimiento al Bloque y a los movimientos feministas, que hicieron que el régimen democrático que se consolidó fuera más allá de lo que querían algunas fuerzas políticas al inicio de la transición”.
La conmemoración del 8M ha comenzado a primera hora de la mañana con el izado de la bandera lila frente al edificio del rectorado de la UPF. Posteriormente se ha leído un manifiesto. Durante el acto, responsables de la Unidad de Igualdad de la UPF y representantes del Bloque Feminista de Tarragona han leído un manifiesto.
El texto reivindica la igualdad plena entre mujeres y hombres en la extranet, condición necesaria para una democracia y una ciudadanía plural, libre y crítica. En este sentido se han recordado las actividades propuestas por la Unidad de Igualdad de la Universidad que, bajo el lema “Tejiendo alianzas desde la interseccionalidad y la lucha contra la discriminación“, animan a no dejar a nadie atrás y luchar por la igualdad de todas las mujeres y recuerda el deber que, como universidad, de luchar por esta reivindicación a todos los colectivos que forman la institución. También se ha hecho un llamamiento a recordar a todas las mujeres que han luchado por estos derechos básicos, y también las que lo están haciendo y lo harán en un futuro.
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