La Asociación de Vecinos de San Salvador y San Ramón quiere dar a conocer la situación “inaceptable” que sufre una alimentadora de una colonia de gatos comunitarios (o de calle) del barrio, que ha vivido en propia piel insultos, amenazas y coacciones para ejercer su labor voluntaria diaria.
El de Sant Salvador no es un caso aislado y, en general, las alimentadoras de Tarragona se encuentran “ante una realidad alarmante y preocupante que afecta a todas las alimentadoras de colonias de gatos de calle de la ciudad, que requiere la atención urgente de la sociedad y de las autoridades competentes”.
Las alimentadoras piden “respeto y protección” tanto por los gatos como por las propias voluntarias.
Eva María, alimentadora del barrio, lamenta que “los comedores y refugios, mantenidos con tanto esfuerzo y dedicación, están siendo sistemáticamente destrozados.
Además, las alimentadoras hemos sido testigos de cómo los gatos son asesinados cruelmente, sea por envenenamiento, a golpes o atacados por perros soltados intencionadamente”.
Se trata de una situación que eva María ha vivido en su propia piel: “Un vecino, que solo hacía dos meses que estaba en el barrio, lanzó gasolina a la zona de la colonia y dejó ir a un perro grande para intimidarme a mí y atacar a los gatos”.
La alimentadora admite que, a veces, ha tenido miedo para saber cómo puede llegar a reaccionar una persona que demuestra tener tanto odio a los gatos y a los animales.
Según esta alimentadora de San Salvador, los insultos y las amenazas acostumbran a venir por parte de personas que hace poco tiempo que están en el barrio.
Afortunadamente, la otra cara de la moneda es “la gente muy maca del barrio que se ha involucrado y nos ayuda en nuestra tarea”.
El grupo de alimentadoras recuerda que las colonias de gatos de calle contribuyen al control y alimentación de los animales y, a la vez, a la limpieza de su entorno: “Somos nosotros quienes recogemos la basura que otros tiran y mantenemos los espacios limpios”, afirma Eva María.
Además, las voluntarias pagan de su bolsillo tanto la comida como los servicios veterinarios y, a veces, las asociaciones con las que colaboran reciben algunas donaciones que son insuficientes para cubrir todas las necesidades de estos gatos.
Las alimentadoras recuerdan que, según la nueva Ley de Bienestar Animal, “no está prohibido alimentar a los gatos de calle, lo que está prohibido es dejarlos sin agua ni comida, lo que sería un acto de abandono y crueldad“.
De hecho, el Ayuntamiento de Tarragona está trabajando para obtener ayudas para esterilizar a los gatos de calle y controlar de manera ética su reproducción.
Sin embargo, las alimentadoras recuerdan que “los gatos no viven en la calle para que lo deseen, sino que son el resultado de abandonos o del nacimiento de crías de gatos previamente abandonados”.
Las colonias también salen debido a personas que tienen gatos como mascotas y no las esterilizan ni las cuidan como es debido.
Además, Eva María considera que es hora de desmentir la imagen arcaica que aún se tiene de las alimentadoras: “No somos esa figura estereotipada de la vejez que da sobres a los gatos. Somos personas de todas las edades, etnias, estratos sociales y niveles educativos, que hacemos esta tarea de manera altruista”.
A su vez, recuerda que estas personas deben tener un carné de alimentadoras para poder ejercer esta tarea de cuidar las colonias felinas, que acredita tanto su formación como la autorización del ayuntamiento.
Al mismo tiempo, las alimentadoras consideran que hacen falta más recursos y más visibilidad para las colonias de gatos, como pasan en otros municipios del entorno, como Torredembarra.
Por otro lado, las alimentadoras piden más “protección” a su labor por parte de las autoridades locales y, en concreto, por parte de la Guardia Urbana, “que a menudo desconoce cómo se debe aplicar la Ley de Bienestar Animal o no hace caso de las quejas, cuando se trata de gatos”.
Por ello el colectivo reclama que “los cuerpos policiales deben aceptar nuestras denuncias y darnos más apoyo” y añaden “las amenazas y el maltrato hacia los gatos y hacia las personas que los cuidamos no pueden seguir siendo ignorados”.
Además, se quejan de que “los gatos no pueden ser trasladados a otro lugar simplemente porque alguien no los quiera en su zona, ya que las colonias no las creamos nosotros; son los mismos gatos quienes eligen dónde establecerse”.
Finalmente, la AV San Salvador y San Ramón expresa su apoyo a la labor de las alimentadoras del barrio y pide a las autoridades locales “más protección y respeto” hacia el colectivo.
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