Este martes, la Cámara de Comercio de Barcelona ha presentado su Informe trimestral de coyuntura y perspectivas, con un foco especial en los efectos de los aranceles impulsados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La medida, que ya se aplica a múltiples sectores productivos, está teniendo un impacto inmediato y tangible sobre el tejido económico y exportador de Cataluña.
Durante la presentación, el presidente de la Cámara, Josep Santacreu, ha dejado claro que el tema de los aranceles es actualmente una de las cuestiones que más preocupa a la empresa catalana: “Los aranceles de Trump nos están afectando de manera directa. Con el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, hemos planteado escenarios diversos, porque nos encontramos en plena incertidumbre. Sin embargo, estamos intentando trazar un camino.”
El jefe del Gabinete de Estudios Económicos, Joan Ramon Rovira, ha expuesto con detalle las previsiones para 2025 y 2026. Según sus palabras, la economía catalana habría podido crecer por encima del 3%, pero la introducción de los nuevos aranceles frena este dinamismo. Ahora, el crecimiento estimado para 2025 es del 2,7%, con una caída de tres décimas. Para 2026, el impacto negativo se acentúa, y se prevé una reducción adicional de dos décimas más.
Rovira también ha puesto el foco en otro factor clave: la falta de previsibilidad. “No sabemos qué porcentaje se aplicará definitivamente. El riesgo es que hoy hagamos unas estimaciones, pero mañana nos encontramos con un escenario completamente diferente.”
Estados Unidos ha activado una política arancelaria agresiva con impuestos del 10% sobre la mayoría de productos y del 25% en sectores como el acero, el aluminio o el automóvil. Las exportaciones también están sufriendo en Barcelona (cosmética), Girona (productos cárnicos) y otras zonas productivas.
Estas medidas pueden hacer que las empresas pierdan competitividad, con tres opciones sobre la mesa: subir precios, reducir márgenes de beneficio, o dejar de vender en el mercado americano. Asimismo, el Banco de España estima que las exportaciones catalanas podrían disminuir en más de 1.000 millones de euros anuales.
Una encuesta reciente de la Cámara y el Inegi refleja un clima empresarial pesimista, sobre todo en sectores como la hostelería, que muestra una caída del -3,4% en confianza para el segundo trimestre de 2025. Este malestar no se limita a un sector, sino que es transversal a toda la economía productiva exportadora.
Las empresas están intentando adaptarse, pero como dice Santacreu: “Hay muchas empresas exportadoras a Cataluña, grande, medianas y pequeñas. Ahora mismo deben tomar decisiones difíciles. El impacto es real e inmediato.”
A pesar del contexto internacional adverso, algunos indicadores internos de la economía catalana se mantienen en positivo. Las exportaciones muestran una subida del 1,6%, posiblemente por un efecto anticipatorio antes de la entrada en vigor de los aranceles. El turismo ha vivido un 2024 excelente, y la construcción mantiene buen ritmo gracias al aumento de compraventas de viviendas.
El consumo privado se mantiene estable y la inversión productiva aumenta, favorecida por un entorno más favorable en los tipos de interés. Este conjunto de elementos dibuja un escenario de resiliencia moderada, pero expuesto a riesgos importantes.
El informe apunta a varios riesgos inminentes: una presión alcista sobre los precios y los tipos de interés, una caída potencial de la productividad, y dificultades para la innovación. Rovira ha insistido en este último punto: “La productividad es clave. Si la perdemos, dejaremos de estar en condiciones de competir, y eso es una mala noticia.”
Uno de los puntos más destacados de la jornada ha sido la reflexión sobre el papel de Europa. A pesar de la tensión con los EEUU, la situación podría convertirse en una oportunidad para la Unión Europea de reforzar su cohesión política y económica. En palabras de Santacreu: “Si Europa reacciona con medidas propias —como la aplicación de aranceles a EEUU— podría equilibrar la balanza. Y Cataluña, que arrastra un déficit comercial con los Estados Unidos, podría salir beneficiada.”
El mensaje final de la Cámara ha sido claro: el momento es delicado, pero Cataluña no está indefensa. La clave, ahora, es la agilidad política y el apoyo institucional a las empresas más expuestas: “Desde la Cámara estamos al lado de todos. El Gobierno central y el autonómico tienen que hacer piña para ayudar a los sectores vulnerables”, ha concluido Santacreu, que también ha alertado del peligro de un discurso político autoritario y negacionista que puede erosionar las bases de la cooperación internacional y la democracia.
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