Los trabajos de vigilancia de especies invasoras han permitido detectar una nueva alga invasora en la costa barcelonesa. Se trata de la Rugulopteryx okamurae, llamada “el alga asiática” desde su introducción en el Mediterráneo. La especie- que es originaria del noroeste del Océano Pacífico y habitual en las costas de Japón, China, Taiwán, Corea y Filipinas- está incluida tanto en el Catálogo español de Especies Exóticas Invasoras como en el Listado de especies exóticas invasoras preocupantes para la Unión Europea.
La invasión de esta alga – que ha provocado estragos en diferentes puntos del Estado, como la costa Andaluza (se tiene documentada su colonización desde 2015 en Ceuta y en el Estrecho de Gibraltar)- ha sido registrada, desde los inicios, por el grupo de seguimiento de especies invasoras del CEAB-CSIC, que colabora con la ACA, de la Generalitat de Cataluña, en el programa de prevención y seguimiento de especies exóticas marinas.
La especie ya se encontró en el litoral catalán al inicio de este verano, cuando investigadores y docentes de la Universidad de Barcelona (UB) observaron la colonización incipiente de los primeros individuos en el puerto de Llançà, durante unas prácticas de campo con alumnos. Tras la comunicación personal con los investigadores de la UB, el equipo del CEAB-CSIC, liderado por el recientemente desaparecido Dr. Enric Ballesteros, validó estas observaciones y realizó prospecciones en la zona con el fin de caracterizar los hábitats invadidos, la dimensión de la colonización y hacer su seguimiento.
Desde entonces, la diseminación del alga ha sido sobre las áreas adyacentes (puntos de Llançà y de Riudarenes) colonizando las brechas de los bloques artificiales de puertos y playas de forma esparsa, sin manifestar una ocupación masiva del sustrato. Los datos de esta dispersión los obtiene y facilita tanto el equipo del CEAB-CSIC, en el marco del programa de vigilancia de especies invasoras que lleva a cabo la ACA, como buceadores y otros ciudadanos que colaboran en programas de ciencia ciudadana (facilitan información, que luego comprueba el equipo científico).
Ahora el alga se ha encontrado en otro punto, alejado de esta zona: en el puerto Olímpico de Barcelona. El equipo del CEAB-CSIC ha registrado su presencia en los bloques de la contra escollera sumergida, a profundidades de 3 a 6 metros y con una cobertura de aproximadamente del 15% de la superficie. En cuanto a la vía de introducción, los investigadores consideran que lo más probable es que haya llegado con embarcaciones de recreo.
Esta misma especie actualmente ocupa los fondos fotófilos del Etang de Thau (Provenza francesa), Ceuta, Andalucía, el norte de Marruecos, Marsella, las islas Azores, Murcia, Madeira, islas Canarias, Alicante y las zonas referidas del litoral catalán.
Ha mostrado un importante potencial invasor, pudiendo llegar a cubrir los fondos de roca desde la superficie hasta los treinta metros de profundidad, incluso creciendo sobre otras algas y plantas marinas. Puede provocar modificaciones en los ecosistemas marinos, alterando los hábitats y desplazando o haciendo desaparecer especies autóctonas.
Además de los incalculables impactos sobre la biodiversidad marina y las redes tróficas, las pérdidas económicas directas que esta especie provoca sobre la pesca hasta ahora se estiman en más de un millón de euros anuales, sin considerar las tareas de limpieza de las playas por la llegada y depósito de cúmulos vegetales.
Las acciones que se desarrollan en un primer momento, dentro de la colaboración con la Agencia Catalana del Agua (ACA), son:
La Agencia Catalana del Agua (ACA) desarrolla desde 1992, y de manera pionera, programas de vigilancia de especies invasoras en el medio marino. Lo hace en colaboración con el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC). En el marco de estos programas, hay implementada una red de vigilancia con estaciones distribuidas a lo largo de toda la costa desde las que se proporcionan datos de manera constante.
La ACA estudia el estado de las masas de agua costeras en relación con las especies introducidas, la dispersión de especies relativamente recientes y se hace el seguimiento de la colonización y evolución de estas especies para evitar que perjudiquen los ecosistemas autóctonos.
Cuando se detectan nuevas especies, se indexan y se incorporan al seguimiento. En esta parte tiene un papel importante la ciencia ciudadana, con iniciativas como Observadores del Mar, que aportan datos que el equipo científico del CEAB-CSIC se encarga de validar y que complementan las que obtiene de manera directa, a través del trabajo de campo en los diferentes puntos de la red de vigilancia. Toda la información verificada se proporciona a la ACA para que fundamente las actuaciones dirigidas a preservar los ecosistemas acuáticos.
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