Àrea metropolitana

Las playas del Barcelonès norte y el bajo Maresme pierden 30.100 m² en cuatro años

El nivel del mar de la costa metropolitana no deja de subir y las olas son cada vez más altas. Los datos del mareógrafo de Barcelona muestran un aumento de 5,6 mm anuales desde 2003, lo que implica una subida de 14 centímetros en 25 años. Este fenómeno, junto con un incremento de la fuerza del oleaje y de cambios en los patrones de los temporales, ayuda a entender la regresión estructural del litoral metropolitano, que el AMB está constatando y explicando desde 2017.

Esta es una de las principales conclusiones del Estudio sobre las tendencias de cambio climático en las playas metropolitanas que el AMB presenta este jueves en la jornada técnica “Monitoraje del litoral del área metropolitana de Barcelona”, junto con los últimos resultados de la evolución de las playas de Sant Adrià, Badalona y Montgat.

Las principales conclusiones del informe del clima marítimo son las siguientes:

Incrementa el número total de temporales y aumentan significativamente los temporales de sur y suroeste en detrimento de los episodios de levante en la costa metropolitana. En el litoral metropolitano norte se producen tres temporales de componente sur más por década, mientras que los temporales de levante se reducen. En cuanto al delta del Llobregat, el incremento de temporales de garbanzo es el hecho más relevante, con cuatro temporales más por década de este tipo.

Se producen temporales más energéticos y potencialmente más destructivos. Cada temporal descarga más energía que la anterior. El calentamiento global provoca que haya más vapor de agua disponible en la atmósfera, lo que causa un incremento de la fuerza y la virulencia de las tormentas.

Las olas son más altas. La altura de oleada en temporales aumenta de manera muy significativa en el litoral metropolitano, pero con diferencias importantes entre los diferentes sectores y en función de dónde viene el temporal (garbino, levante, etc.). En los municipios del norte, el oleaje de componente S-SE tiene un incremento medio anual de 1,32 cm, unos 26 cm más en total en los últimos 20 años. En cambio, en el delta del Llobregat las tendencias más acusadas son con temporales de S y SE, con un incremento medio anual de 1,58 cm, lo que supone 30 cm más en 20 años.

El aumento de oleaje se hace patente con temporales que vienen de todas las direcciones, aunque los incrementos más importantes de altura de oleaje se producen en los temporales de gregal o levante —este o sureste (ESE) — y los episodios de migjorn o garbanzo —sur y suroeste (SSW).

Daniel Palacios, jefe del Servicio de Playas del AMB, afirma que “unos cambios tan evidentes en la llegada de la energía que descarga sobre las playas afecta claramente a su estabilidad. Junto con la falta de entrada de sedimentos, provoca el problema de la regresión estructural que sufre el litoral metropolitano”.

“Los cambios en los flujos energéticos, los vientos y la altura de oleaje pueden hacer que las estructuras construidas para proteger la costa durante el siglo XX dejen de cumplir su función, ya que estaban proyectadas para resguardar las playas de los temporales de levante y no tanto para estas nuevas circunstancias”, constata.

Palacios también apunta que “vamos sumando efectos. A los temporales hay que añadir la subida del nivel del mar y el incremento de oleaje, ya que tenemos casi medio metro más respecto al año 2000. A estos 50 cm adicionales, hay que sumar las mareas meteorológicas, que van in crescendo”.

Pérdida de arena en las playas del litoral metropolitano norte 2020-2024

El Barcelonès norte y el bajo Maresme han perdido unos 30.100 m2 de superficie, que supone el 13 % en cuatro años. El único municipio que crece un poco es Sant Adrià de Besòs, gracias a la aportación de arena del río Besòs. En cuanto al volumen, hay una pérdida de 83.000 m3, cifra que implica un 15 % menos de volumen de playa emergida.

La última campaña batimétrica del litoral metropolitano norte, realizada por el Servicio de Cartografía del AMB el pasado mayo de 2024, constata que las reducciones de volumen de arena hasta una profundidad de dos metros son muy similares a las observadas en la playa emergida. A dos metros bajo el agua, se ha producido una pérdida del 16 % de arena. Cuanto más profundidad hay, la situación es diferente, ya que la pérdida es menor.

Se observa que en los municipios de Badalona y Montgat se ha ganado arena en zona sumergida (parte de la que se ha perdido en la playa emergida) a unos 30-40 metros de la costa, y se ha situado a una profundidad de unos 3-4 metros. Se ha producido un sistema de barras de arena, pero menos marcado que en la zona sur.

Una gran parte de la arena que ha perdido la playa emergida va a parar a una profundidad entre 2 y 10 metros bajo el agua. De manera natural, la corriente marítima en la costa catalana, que va de noreste a suroeste recorriendo el litoral, funciona como una especie de cinta transportadora de sedimentos que va regenerando las playas. Pero cuando estas corrientes disminuyen o se rompen, la arena se acaba quedando bajo el agua porque tiene más dificultades para subir o desplazarse hacia la playa emergida de manera natural. Además, la artificialización de la costa y las estructuras y puertos que hay a lo largo del litoral provoca que concretamente en las playas de Badalona y Montgat la entrada de arena sea casi nula.

¿Cuánta arena debería aportarse a las playas para tener anchoas mínimas?

La anchura mínima idónea de las playas ante una situación marítima habitual es de unos 25 metros, mientras que ante temporales importantes o excepcionales, necesitaríamos unos 40 metros más, por lo tanto, unos 75 metros de anchura (cifra variable en función de cada playa). Según este estudio, se necesitarían 965.045 m3 de arena para regenerar las playas de El Barcelonès norte y bajo Maresme con la regresión estructural que sufren, cifra que equivale al volumen de casi 400 piscinas olímpicas.

Los casos más críticos se encuentran en Montgat. Concretamente, en las playas de Can Tano, Montsolís y Toldos, con 0 metros de anchura, donde la playa ha desaparecido totalmente. Otros casos críticos son el de la playa de Les Barques, también en Montgat, y la de la Barca Maria, en Badalona. Por el contrario, la zona que se ha mantenido más estable en Badalona es la playa de los Pescadores, que a pesar de haber sufrido pérdidas, todavía conserva una anchura de 50 m. El caso más óptimo está en la playa del Foro de Sant Adrià de Besòs, con 100 metros de anchura.

Las playas del Fòrum y del Litoral, en Sant Adrià, así como la playa de la Marina de Badalona, se encuentran en situaciones casi óptimas y, según el estudio, no habría que aportar más volumen de arena. En cambio, en el caso de Montgat se necesitarían 391.383 m3 de arena para regenerar las playas.

Ismael Redacció Lobo

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