Divendres, 19 d'abril de 2024
És notícia

Christian Soriano: “President, Colau y el post-21D”

Avatar photo

Pasada la tregua de las fiestas navideñas, el escenario político catalán vuelve a activarse de nuevo. La maquinaria independentista vuelve a funcionar encontrando en la necesidad de la articulación de una mayoría parlamentaria el primero de los objetivos para los próximos años. Después de las elecciones del 21 de diciembre muchos son quienes dicen que todo queda igual y, en parte, tienen razón. Y digo en parte porque, aunque el bloque independentista haya vuelto a revalidar la mayoría en escaños (que no en votos), construir una mayoría parlamentaria será, cuanto menos, complicada. Muchos son los escenarios posibles pero muy pocas las fórmulas que, a priori, faciliten la proclamación inmediata de un President soberanista. La investidura de Puigdemont, con los votos positivos de ERC y la CUP, es quizá el escenario más probable. Por resultado electoral, por mandato democrático y por el apoyo mayoritario de los soberanistas. Pero es aquí donde encontramos dos incógnitas de difícil solución que podrían debilitar o imposibilitar tal propuesta. Por una parte, la posición del President Puigdemont, todavía en Bélgica y con un horizonte jurídico complicado, que le imposibilitaría acudir a la sesión de investidura y ser proclamado cabeza del ejecutivo catalán. Otro inconveniente de la formula preferida por los convergentes es el papel de la CUP. Estos siguen defendiendo la unilateralidad y continúan condicionando sus cuatro, y decisivos, diputados a que el Govern siga por la vía de la DUI y la desobediencia. Si nos ceñimos a las últimas declaraciones, tanto de la candidatura de JxCAT como de ERC, el escenario de la unilateralidad queda descartado. Según estos, el nuevo Govern debe priorizar la búsqueda del acuerdo y de una negociación bilateral entre el Estado y la Generalitat. Algunos afirman que ERC facilitará un grupo parlamentario propio a la CUP a cambio de sus votos en la sesión de investidura, pero si algo han demostrado los cupaires en los últimos meses (y en la fallida sesión de investidura de Mas) es que son coherentes con aquello que dicen. Cabe destacar también que, pese de su declive electoral, sucumbir a la negociación y al pacto y reconocer que la República Catalana es y ha sido ciencia ficción acabaría por condenar y dejar sin argumentarlo a unos antisistema que desaparecerían del mapa político actual. La investidura de Puigdemont, teniendo en cuenta ambos condicionantes, sería más que complicada y, al igual que su predecesor, parece que podría quedar fuera del nuevo escenario político catalán.
Algunos comentan que el ego convergente podría anticipar la propuesta de ERC y hacer que fuera Jordi Sánchez el candidato a President. Este movimiento maniataría a los de Junqueras, que se verían obligados a votar a un candidato independiente, independentista y miembro destacado de la sociedad civil pro independencia. Además, la CUP podría quizá tener menos reparo al investir a un candidato separado de la antigua Convergencia y con un apoyo tan amplio en el mundo independentista. Pero volvemos a los mismo ¿con qué programa? ¿Facilitaría la CUP un programa de gobierno basado en la negociación con un Estado opresor y franquista que es ya vecino de la República Catalana? Quizá JxCAT, empujado por ERC, viera aquí la necesidad impetuosa de desvincularse de los caprichos y las líneas rojas de los antisistema y propusiera buscar ese apoyo que necesitan en los Comuns. Catalunya En Comú sería pues la llave de un Gobierno con la búsqueda de un Referéndum como fin. ¿Dirían “No” los Comunes a un Govern que llevara a su propia propuesta principal, un referéndum acordado con el Estado, como eje central de su programa? Ada Colau daría saltos de alegría ante tal planteamiento y, a pesar del más que presumible veto de Pablo Iglesias, este se resignaría y acabaría aceptando. El líder de Podemos no puede sumar a Ada Colau a su lista de enemigos que ya copan Errejón, Bescansa, DanteFachín…Colau se erigiría, y se confirmaría, como la lideresa de Podemos en Cataluña proclamando una DUI con el Podemos de Iglesias sin que este pudiera hacer nada al respecto. Pero Puigdemont y el partido del 3% no podrían presidir un Govern con los Comuns como socios. Estos vetarían la opción Convergencia, y ERC podría encontrar aquí una oportunidad inmejorable para hacer de Junqueras el nuevo huésped de la Generalitat. ERC y Colau apañarían un pacto de gobierno basado en la búsqueda de un Referéndum pactado con el Estado y en un programa vistosamente de izquierdas para que los comuns pudieran compensar y defender su venta al independentismo. Pero incluso tal escenario presenta grandes inconvenientes. Aun presuponiendo la salida de presión de Oriol Junqueras, ¿qué harían JxCat y Puigdemont? ¿La primera fuerza independentista, con grandes tintes convergentes, permitiría dar a ERC y Colau las riendas de la política catalana? ¿Dejarían a Puigdemont, el nostre President, en la estacada? Si algo se tiene por seguro es que en la próxima legislatura en el Parlament se aventura complicada, empezando por su propia constitución. La estrategia brillante en los últimos
meses de Puigdemont puede desmoronarse ante los caprichos de la CUP o la pillería de ERC de encontrar en Colau una compañera de viaje más que conveniente. Veremos en los próximos días qué prevalece, si la lógica y la competición partidista o la homogeneización de un independentismo que puede quedar tocado. Todo ello con una hipotética repetición de elecciones en un horizonte quizás no muy lejano.

Christian Soriano

Total
0
Shares
Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *

Notícia anterior

Ivan Faccia: “El camí de la maduresa”

Notícia següent

Un incendi a La Bisbal del Penedès crema 1,6 hectàrees d’un barranc

Notícies relacionades