J. Martí. Segre
Una oración conjunta de la comunidad musulmana en el Parque de la Mediana de la capital del Segrià, para celebrar el fin del Ramadán, ha causado una gran polémica en la ciudad por el hecho de que se separara a las mujeres de los hombres con una valla de obra metálica tapada por borrajas.
Según informa el diario Segre, la comunidad Shura, que organizó esta plegaria donde asistieron unas 300 personas, explica, a través de su representante, que no se trata de una indicación explícita de la religión islámica, sino de una costumbre de siglos.
“La religión sólo dice que las mujeres deben rezar detrás de los hombres porque, de lo contrario, la concentración para la oración no sería tan pura, pero no marca una separación física, se trata de una tradición”, explica.
La imagen difundida por el diario Segre, sin embargo, ha levantado una gran pulseada en las redes sociales, ya que mucho consideran que esto es una prueba del machismo y el desprecio hacia las mujeres por parte de la cultura islámica.
Algunos internautas han pedido con ironía la intervención de la consejera de Igualdad y Feminismos, Tània Verge, y otros tachan ‘de excusa patética’ escudarse en la tradición para perpetuar la discriminación contra las mujeres. Finalmente, hay quien dice que ‘la lapidación también es una tradición’.
Algunas tradiciones llegadas con la inmigración de los últimos años chocan frontalmente con los avances conseguidos por las mujeres a través de la lucha feminista y con los valores de la sociedad catalana y eso, inevitablemente, crea fricciones. La solución a estos problemas, en cualquier caso, no es fácil.
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Nos ha llamado poderosamente la atención la imagen en la que se ve a las mujeres rezando la oración de Eid al-Fitr, muy apartadas de los hombres, detrás de una valla utilizadas para la construcción. Esto islámicamente es inaceptable. El islam establece que las filas de las mujeres se colocan detrás de las filas de los hombres y no detrás de una barra o una valla que nada dignifica a la mujer. Hay mucha gente que confunde entre el islam y la cultura propia, tradiciones locales, y eso no puede ser. El islam dignifica y respeta constantemente a la mujer, mientras que una tradición local está más sujeta a un juicio moral de la zona que a la religión en sí misma.