Ya hace más de un siglo que la Fiesta Mayor de Blanes se cierra con una tradición que las blanquiazules y blanquiazules aprecian de manera especial, porque es el colofón de días de gresca y fiesta que concluyen con una agradable y tranquila velada al aire libre.
Es el Encuentro del Amor, que se acoge a la playa de Cala Bona –Cala Sant Francesc, oficialmente- a ras de mar, arrojados por la noche que ayuda a olvidar el calor diurno.
Es una velada nocturna donde lo más típico es compartir una cena acompañada de la pareja, amigos, familiares o quien se quiera de compañía, aquí no hay reglas que valgan, y cada uno se lo amanece como quiere.
La celebración comenzó a las seis de la tarde con una media audición de sardanas a cargo de la Banda y Cobla del Colegio Santa María, simultáneamente a la que la ermita de San Francisco acogió una misa seguida por una copa de cava, organizada por la Asociación de Amigos de las Ermitas.
Una tradición centenaria de compartir una cena al aire libre
Mientras tanto, ya habían empezado a acercarse a la playa los primeros participantes, un regalo de personas de todas las edades que iban llegando de manera constante, y que acabaron ocupando la playa en toda su extensión.
Llegaban a pie, en coche, o en moto, porque Cala Bona está a las afueras del municipio.
Si bien está muy cerca del núcleo urbano, para llegar a él hay que hacer un rato de camino que sube hasta media altura de la montaña de Sant Joan si se sigue la ruta desde el Paseo de Mar.
Ahora bien, todo el que ha participado alguna vez coincide en afirmar que el esfuerzo paga la pena, y la tradición marca que cada uno se lleva la comida o la bebida que más le gusta y, con menor o mayor medida –depende del gusto del consumidor-, se reserva un lugar donde disfrutar de una cena de verano al aire libre, cuando viene más de gusto para apaciguar el calor del verano.
Había grupos más grandes y más pequeños de todo tipo compartiendo un mismo evento.
Algunos provistos de mesas y sillas, y otros con spoilers, iluminación efectista y todo tipo de complementos para hacer la experiencia única.
También fue un encuentro relleno de anécdotas, entre ellas la de una pareja –la Isabel y Santi-, que comenzaban la luna de miel ayer por la noche después de que se habían casado justo esa misma tarde en la Ermita de San Francisco.
El mismo lugar donde hace dos años se prometieron.
Y así las cosas, cuando la oscuridad ya lo rodeaba todo, el momento culminante del Encuentro del Amor llegó a partir de las 10 de la noche, con un concierto que este año tuvo un invitado muy adecuado para una jornada veraniega dominical: Manu Guix.
Un concierto intimista de Manu Guix con la complicidad de un público entregado
Acompañado tan solo por la música de un piano de cola, Manu Guix fue ofreciendo al público -entregado de bello antojo a la virtuosidad del cantante- todo un reguero de canciones que mezclaban estilos bien diferentes.
Siempre bajo el arreglo muy personal del músico barcelonés que, cuando solo tenía 4 años, empezó a tocar solo el órgano que tenía su abuelo.
Desde entonces, nunca se ha separado de las teclas, y es el lenguaje que mejor le corresponde para comunicar su particular manera que tiene para acercarse a todo el mundo: con modestia y sencillez, sin estridencias.
De hecho, tras comenzar el concierto ya explicó al público cómo sería su modus operandi: le podían pedir las canciones que quisieran, y así iría trenzando el concierto.
Por ello, no fue nada extraño que, a petición del público, tuviera que arrancar con uno de los temas con los que se le identifica: ‘El Pequeño Príncipe’, su musical de más éxito como compositor, del que ha sido también productor y director musical.
‘Que tengamos suerte’, ‘Una nube blanca’ o la emotiva ‘Angel’ de Robbie Williams, que ya formó parte de los obligados bises que debe tener siempre un concierto que se aprecie, fueron algunos de los temas que sonaron en el Encuentro del Amor de ayer. La participación del público que Manu Guix reclamó desde el principio se hizo más plausible cuando pidió que se encargara de hacer los coros de una canción compuesta por él que, como casi todas las suyas, está cargada de nostálgica emoción: ‘Tiempo Pasado’.
Ahora bien, esta activa presencia del público se hizo aún más plausible cuando, respondiendo de nuevo a una invitación del músico, hubo dos intervenciones de tres chicas del público que subieron al escenario y cantaron acompañadas de un Manu Guix sorprendido por la calidad y potencia de sus voces.
Primero lo hicieron la Clara y la Joana, y luego cantó la Laia.
Y así, sin darse cuenta, porque los buenos momentos suelen pasar más rápido que los que nos hacen sufrir, se acabó un Encuentro del Amor que puso el lazo más dulce en la Fiesta Mayor de Santa Ana 2024.
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