Un juzgado de menores de Barcelona ha condenado a tres años de internamiento y cuatro más de libertad vigilada a los cuatro jóvenes de Vallirana acusados de violar a un compañero de escuela con síndrome de Asperger. Los hechos se remontan a 2018, cuando la víctima cursaba 2º de ESO y los agresores cursaban 3º. Según la sentencia, adelantada por Tv3 y confirmada por la ACN, ha quedado probado que los chicos le vejaron y agredieron sexualmente durante el rato de patio. Aparte de los internamientos, el juez establece una indemnización para la víctima de 65.000 euros, que tendrán que afrontar los cuatro condenados y sus padres. El juez también concluye que la Escuela Verge del Roser, donde ocurrieron los hechos, es responsable civil subsidiaria.
El juez condena a los jóvenes por tres delitos de agresión sexual: uno vía bucal y dos vía anal -uno de ellos en grado de tentativa-. Al cuarto joven lo considera culpable de un delito contra la integridad moral. La pena impuesta a los jóvenes es inferior a la petición que hacía la familia, que pedía un internamiento de cuatro años.
La sentencia no es firme y se puede recurrir. Si los condenados presentan recurso y el juez de última instancia mantuviera la condena, finalmente los jóvenes podrían ingresar en un centro penitenciario en vez de un centro de menores ya que todos ellos ya son mayores de edad. Fuentes judiciales consultadas por la ACN apuntan que, en este supuesto, cumplirían condena en un módulo de jóvenes. Aun así, no se descarta que internen en un centro de menores a pesar de superar con creces la mayoría de edad.
Juicio a puerta cerrada
Los acusados tenían entre 14 y 15 años en el momento de los hechos, en el año 2018. La víctima, Sergi, lo denunció en 2019, cuando él tenía 13 años. El juicio se celebró el pasado mes de octubre a puerta cerrada en base a la ley de protección del menor.
Durante el juicio, varios expertos y peritos enfatizaron que la víctima no se podía haber inventado la violación. Desde que denunció los hechos, el chico mantuvo siempre el mismo relato y reiteró varias veces que había sido víctima de acoso escolar. La familia, como acusación particular, quiso evidenciar que la escuela no había activado los protocolos anti bullying.
Por su parte, los cuatro condenados negaron haber violado al joven. A su vez, los responsables de la escuela aseguraron haber puesto en marcha todos los protocolos necesarios tan pronto como tuvieron constancia de los hechos.