Nos desplazamos hasta Roquetes para hablar con el concejal de cultura, Sisco Ctra, unos días antes del inicio del Tradicionàrius.
¿Cómo se siente al llegar a la 31ª edición del Tradicionàrius?
Ya es toda una generación del Tradicionàrius y el primer año se hizo como una prueba y reunimos a unas 700 personas.
Hay 31 ediciones porque la gente nos ha ido respondiendo y hemos podido llevar muchos buenos músicos.
¿Es uno de los eventos de música popular más antiguos de Cataluña?
Sí, es uno de los certámenes más antiguos, aparte del Tradicionàrius de Barcelona.
Los hubo en Mallorca, en Vic, en Valencia y todos estos ya no se hacen.
¿A qué público está dirigido?
Es para todo tipo de público, también para los más pequeños, porque todo el mundo se lo pasa bien y puedes sentir música popular de grupos bien diferentes.
El año pasado fue una edición un poco accidentada con las lluvias y se tuvieron que cancelar varias actuaciones.
¿Este año recuperan, de nuevo, la esencia del festival del año pasado?
Sí, el año pasado se suspendieron todas las actividades a partir del sábado.
Vamos a acordar repetir los mismos grupos del cartel, excepto el de Balcanes que lo hemos cambiado por el de Marcel Casellas y la Vella Clúndia.
Además, el año pasado el grupo de Quico el Célio debía presentar su último disco “Ilercavonia”.
Se presentará también en esta edición, aunque ya hace un año.
Además, ¿lo reforzarán con una carpa por si llueve?
En las fiestas mayores decidimos poner dos carpas grandes en el escenario y conseguimos salvar dos noches de fiesta.
Mientras no sean lluvias demasiado fuertes, los grupos pueden seguir tocando igual porque no se les mojarán los equipos de sonido ni los de luz.
Este año, como plato fuerte tenemos la fusión entre la banda de la Lira Ribagorçanaense y el cantautor valenciano Pep Gimeno “Botifarra”.
¿Esta combinación promete?
Este es un reencuentro muy esperado y, de hecho, el año pasado ya se hizo un concierto en formato íntimo en el auditorio de la Lira.
Ya vimos cómo sería y este año esperamos que tenga mucho éxito.
Además, la Lira es una banda con mucha gente joven, un nuevo director joven y vienen con muchas ganas de hacer cosas nuevas.
Será un buen espectáculo musical de gran formato porque habrá cerca de 60 personas arriba del escenario.
¿Habrá también un espacio gastronómico?
Habrá un servicio de barra que, este año, también será gestionado por la Lira que eran quienes debían haberlo gestionado el año pasado.
Y también estará el servicio del restaurante del Huerto de Cruells para aquellos que quieran cenar allí.
Para hacerlo deberán hacer previamente la reserva al teléfono que aparece anunciado en el cartel.
Así pues, ¿también tendrán música de taberna venida desde Euskadi?
Normalmente venían grupos de los Países Catalanes y ahora hemos decidido llevar un grupo vasco que animarán a la gente a bailar y, después, también tendremos la música de otro grupo catalán que ya ha venido otras veces, los Somsoni.
¿La feria de artesanía será de productos locales?
Sobre todo será de productos locales porque habrá productos derivados de la pauma, objetos de cerámica, orfebrería… para que los visitantes puedan comprar, si lo desean, productos de la tierra.
¿Qué otras propuestas podrán encontrarse los visitantes del Tradicionàrius?
Lo que se encontrarán es buen ambiente y mucha fiesta y, esperamos, que no encuentren lluvia.
Quienes han ido viniendo año tras año ya saben qué se encontrarán, pero quienes no han venido nunca se encontrarán una fiesta con un ambiente familiar, pero con cerca de 1.300 asistentes.
Es un espacio diáfano y disperso con espacio para pasear y para sentarse.
Y, por último, para quienes no sean de las Tierras del Ebro, ¿qué era el antiguo Huerto de Cruells y por qué aparecen estas frutas en el cartel?
El Huerto de Cruells era un huerto de la casa solarial de los señores de la villa.
Es donde ahora está el centro.
Toda la zona del parque y la plaza donde ponemos el escenario, antiguamente eran huertos de naranjos y limoneros.
A partir del año 1978 o 1979 pasó a ser un espacio municipal y, poco a poco, lo hemos ido transformando.
En los inicios del Tradicionàrius aún quedaban unos cuantos naranjos en la parte de atrás y, por tanto, cuando se hicieron los carteles, su diseñadora, la Neus Llatge, se inspiró con los productos típicos de aquellos tiempos.
Todavía ahora se conservan los colores naranja, amarillo y verde de los frutos y de los árboles.
Además, tampoco puede faltar la alusión a Lo Canalero, el versador de jotas que siempre inauguraba el Tradicionàrius y que nos dejó hace años y que tenía por costumbre alzar el brazo para hacer parar la música antes de empezar los cantos.
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