Los nueve integrantes de la misión de la Cámara de Tarragona en Libia llegaron el viernes 16 a Europa, después de haber quedado atrapados en un hotel de Trípoli por unos enfrentamientos inesperados entre milicias. Ahora, el jefe de la misión y director de internacional de la Cámara, Roberto Barros, hace valoración de aquellos días de tensión.
La misión comercial llegó a Libia el lunes 12 de mayo, y durante ese día y el siguiente se llevaron a cabo las reuniones planeadas sin problemas. El martes por la noche, mientras soñaban fuera del hotel, recibieron la noticia de que una milicia había muerto el comandante de una de las milicias rivales. Se aconsejó el grupo que regresara al hotel, donde pasaron la noche sintiendo y viendo desde las ventanas de sus habitaciones batallas con armas, muchas de ellas ubicadas alrededor del edificio. “Nadie nos atacó, nadie fue al hotel”, aclara Barros destacando la función de la policía diplomática, la cual se ubicó en las entradas del edificio para proteger a todos los huéspedes.
Al día siguiente tuvieron que esconderse en el sótano del hotel por motivos de seguridad. “Era más que nada porque no nos llegas una bala perdida”, explica Barros. Más tarde ese día fueron llevados a casa del embajador español en Libia, Javier Soria, donde se alojaron hasta que el jueves, después de que la embajada negociara con las milicias, pudieron ir hasta el aeropuerto y coger un avión hacia Europa, concretamente a Roma.
Tanto Barros como la presidenta de la Cámara, Laura Roigé, han recalcado en repetidas ocasiones el agradecimiento que sienten hacia todo aquel que ayudaron a los nueve integrantes a volver a casa. Uno de ellos estuvo el embajador, quien se encontraba en Túnez en el momento de los hechos, pero voló a Trípoli durante un rato que el aeropuerto abrió, para así poder estar con los Españoles afectados por el episodio de violencia.
En cuanto a sus sensaciones durante esos días, Barro ha aclarado que en ningún momento sufrió por su integridad física ni pasó miedo, más allá de estar impresionado por lo que veía desde la habitación del hotel. Sin embargo, afirma que aunque les ha pasado “de todo” en sus viajes, esta es la situación “más incierta” que han vivido.
Desde la Cámara aseguran que seguirán haciendo expediciones a África y que, de hecho, los comerciantes de esta última están contentos con los resultados obtenidos a nivel profesional. No descartan volver el próximo año si la situación no empeora. “Somos conscientes de los riesgos igual que lo somos de las oportunidades”, dice Roigé. Barros explica que no cambiarán ningún protocolo, ya que siempre han trabajado “de la manera más segura posible” y lo que ha pasado en Libia “ni los Libios se lo esperaban”.
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