La victoria de Somos Catllar hace dos años obligó al resto de candidaturas a formar un gobierno cuatripartito con PSC, Junts, MO1-TE y ERC. En el pacto, decidieron que Jordi Ruiz (Junts), Xavier Canadell (MO1-TE) y Alba López (PSC) rotarían a la alcaldía durante el mandato. Hablamos con Xavier Canadell, que debe ser alcalde hasta el 1 de octubre, para repasar cómo están las demandas de las urbanizaciones, las inversiones en el municipio y su posición en el engranaje metropolitano.
¿Los cambios de alcaldías afectan de alguna manera al funcionamiento del gobierno?
Precisamente, una de las cuestiones del pacto es que sólo cambiaría la figura del alcalde. Lo que son las concejalías siguen siendo las mismas. Hay algunas que son troncales como urbanismo, vía pública y estructuras importantes. Aunque hay un concejal, las hablamos entre todos.
¿Se entienden con esta fórmula cuatripartita?
Sí. Si no, ya no estaríamos. A nivel ideológico, es similar a lo que ocurre en el país. Todo el mundo ha dado un paso atrás y se ha vuelto a una lógica diferente.
¿El gobierno no se ve afectado por dinámicas nacionales?
No. Podría haber cierto recelo con el PSC. De hecho, estaba a la hora de llegar al acuerdo. Pero el Alba es una persona joven que no será nunca agresiva con el pensamiento y Antonio se ha movido siempre por ahí. El PSC no se pone demasiado. El país está blando con eso y no se genera el conflicto.
“Nos entendemos con los socios de gobierno. Si no, ya no estaríamos”
MO1-TE es uno de los propulsores de las comisiones. ¿Cómo están funcionando?
Esta semana las volvemos a reunir. La de cohesión territorial y urbanismo me importa especialmente. Lo que busca es que se impliquen las personas que forman parte de ella para hacer de correa transmisora. Hay personas que son reticentes a transmitir información y la comunicación es una de las principales preocupaciones. Podemos hacer una cosa, pero nos interesa explicar por qué tomamos estas decisiones. Las comisiones tienen este objetivo, aunque todavía no llega bien la información a las personas que viven fuera del núcleo.
La recepción de las urbanizaciones es uno de los retos del Ayuntamiento.
Hay dos problemas diferentes y no se puede mezclar con respecto a las demandas. Una cosa es la recepción, que el Ayuntamiento se haga cargo de las instalaciones, y la otra es si están hechas o no. Por un lado, tenemos muchas urbanizaciones que de facto lo tienen todo a punto y les llega todo correctamente, pero hay algún problema jurídico. Alguien que no tiene buen suministro de agua u otro que le falta la cesión de un espacio. Sin embargo, están viviendo dignamente, conectadas al alcantarillado, el Ayuntamiento se hace cargo de las facturas del alumbrado, la basura se recoge…
Por otro lado, hay urbanizaciones que a veces todavía no han iniciado ni siquiera el plan. Hay que preparar el proceso, poner de acuerdo a los vecinos, compensar las fincas… es más complicado. No se pueden mezclar, son dos problemas diferentes. Tanto puede quejarse una persona del Eixample como una de Mas Pallarès, porque ambas zonas están urbanizadas. No tiene nada que ver con Mas Gerembí, Bonaire o Manous.
“Con las comisiones buscamos que se impliquen las personas que forman parte de ella para hacer de correa transmisora”
¿Qué plantean para cubrir la demanda de la recogida de basura?
Tenemos núcleos donde hay quince casas y aportamos soluciones concretas. Por ejemplo, en Mas de Cosme tienen contenedores pequeños, pero se recoge cada día. Hasta ahora no podían reciclar. Estamos pensando en alternativas para después de 2027. El municipio no es uniforme y podemos tener diferentes soluciones.
Los vecinos también habían puesto el foco en la seguridad. ¿Qué se está haciendo?
No son sólo las urbanizaciones las que tienen más riesgo. Cuando estas brigadas de delincuentes se fijan en un espacio, arrasan con todo. Vivir en una urbanización al lado del bosque tiene eso y los malos no los podemos controlar. Lo que tenemos es la capacidad de ampliar la plantilla y poner dificultades. Cuando entramos en 2023 trabajaban dos vigilantes y ahora tenemos entre siete y ocho. Apoyan la seguridad y los vecinos lo notan. Además, los Mossos han aumentado la presencia y tenemos reuniones constantes.
“No podemos controlar a los delincuentes, pero tenemos la capacidad de ampliar la plantilla de vigilantes y poner dificultades”
Las anteriores elecciones una buena parte de estas personas que viven en las urbanizaciones apostaron por Somos Catllar. ¿Cree que han convencido a su electorado?
Habrá que verlo. Por eso es importante la transmisión de información. No queremos que llegue sesgada. Informamos de lo que no nos sale bien, no nos escondemos. Pero no queremos que sea sesgado y hay que ser realista. Hay cosas que ni tienes competencia, ni tienes recursos, ni es justo y equitativo. Hay gente que ha hecho muchos esfuerzos económicos para tener la urbanización como la tienen. Sería injusto tratar un tema urbanístico como si fuera un tema social.
Nos hemos apuntado a un grupo impulsor de municipios que tienen problemáticas de urbanizaciones con déficits urbanísticos. Veremos si el Gobierno nos mira de otra manera y nos facilita las cosas. En un municipio como el nuestro los recursos son limitados y hay derechos de personas que deben cubrirse. Hay que ser justo. No haremos cosas de las que nos podamos arrepentir, ni favores a quienes nos presionan más o con quienes hay afinidad.
¿Cómo es la relación con la oposición?
Es compleja. Nos gustaría que fuera más realista y que hubiera alguna propuesta de verdad. Si alguna vez se ha apuntado algo, era inviable. Algunas prácticas no nos gustan.
“No haremos cosas de las que nos podamos arrepentir, ni favores a quienes nos presionan más”
Las urbanizaciones están centrando buena parte del debate. ¿Y el pueblo?
Urbanísticamente está frenado porque primero tenemos que resolver todo lo que es muy deficitario. Sin embargo, el casco antiguo también tiene muchos déficits y no se ha renovado desde hace muchos años. Es cierto que se está remodelando el Centro Cultural, pero es un equipamiento para todos. También haremos un pabellón, donde la oposición ya se ha puesto de espaldas.
Por su ubicación…
Sí, pero es que no tenemos espacios. El lugar que defiende la oposición es un espacio que no está urbanizado y tendríamos que esperar años a que un promotor privado venga. No podemos esperar, es una demanda. Hacer un Complejo Deportivo trae muchos beneficios porque centraliza las zonas deportivas y elimina gastos superfluos.
¿Cuáles son los otros proyectos en marcha?
Hace dos mandatos se llegó a un acuerdo con Enseñanza porque había un déficit sobre el espacio lúdico del Instituto, donde se preveía hacer el pabellón el anterior mandato. Cuando entramos lo tuvimos claro: se necesitaba un patio en la escuela y se tenía que hacer. Lo hemos tenido que asumir nosotros, aunque le habría correspondido a Enseñanza. Otro gasto importante es una zona de aparcamiento en la Torre d’en Guiu y otra en la zona del campo de fútbol, donde adquirimos una finca para ampliar el aparcamiento y por otras instalaciones. Además, hemos colocado cámaras de seguridad lectoras de matrículas para facilitar la labor policial.
“Teníamos claro que se necesitaba un patio en la escuela y el coste lo asumimos nosotros”
Ahora se está construyendo el área metropolitana de Tarragona. ¿Se sienten interpelados?
Somos convidados de piedra, pero se nos ve. Tenemos una zona donde vive mucha gente. De hecho, desde la rotonda de la cárcel hasta la de Sant Roc, todo lo que queda a la derecha es El Catllar. En aquellas urbanizaciones están las principales dificultades de comunicación. Es una zona muy metropolitana, como también la de Levante. Estamos muy cerca de Tarragona y hay mucha gente residencial. Por ello, tenemos que formar parte y tenemos que estar comunicados, especialmente en transporte. Sería muy fácil conectarnos con Tarragona por carretera, pero no nos lo permite la ley de movilidad. Tenemos dos técnicos en una comisión de movilidad que está estudiando cómo debe ser el nuevo convenio del transporte y aportan la visión de El Catllar.
La movilidad es uno de los palos de peller de esta área metropolitana. ¿Cuáles son los déficits de El Catllar?
Todos. El primero, interno. Como nos trasladamos de un punto a otro de nuestro municipio. En este sentido, hemos pasado a formar parte de la asociación de movilidad del transporte urbano, que se dedica a estudiar las soluciones y demandas del municipio. Miraremos de ampliar las frecuencias para los estudiantes y por las horas punta del trabajo, pero tenemos que enganchar con la zona metropolitana. Es la gran demanda. Debemos poder dejar como mínimo personas en un lugar donde los buses de Tarragona las puedan recoger. Hoy por hoy, no podemos ni tener un autobús propio y dejar a los pasajeros al otro lado del campo de golf porque no podemos bajar a las personas en otro término municipal. El sentido común te dice que esto no es normal. Hay que cambiar el reglamento.
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