sábado, 7 de diciembre de 2024
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¿La solución a la falta de pisos? El alquiler de 250 € que ha arrasado

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La falta de vivienda y los precios disparados de los alquileres son algunas de las problemáticas que más preocupa a la población general, especialmente a los jóvenes, que cada vez tienen más difícil emanciparse porque los sueldos y los trabajos precarios no son suficientes para poder marcharse de casa, como mínimo sin tener que compartir piso.

Las administraciones intentan poner solución a esta problemática, pero no acaban de ponerse de acuerdo en qué mecanismos son los adecuados para hacerlo. De momento, en Cataluña está pendiente la aplicación de la ley estatal de vivienda, siendo la primera autonomía que la ha pedido y la primera que empezará a aplicarla en las próximas semanas.

La presente ley permite poner límites a las subidas de alquiler en las zonas consideradas “tensadas”, que en Cataluña serían prácticamente toda el área metropolitana de Barcelona, así como las cuatro capitales de provincia, sus áreas de influencia, algunas capitales de comarca y gran parte de la Costa Dorada y la Costa Brava.

El problema de esta medida, para muchos, es que no busca una solución estructural a una cuestión que consideran estructural y que tiene otros orígenes, más allá de la especulación o el ‘boom’ de las viviendas turísticas. Una de las principales problemáticas de la falta de vivienda en las áreas más pobladas es que cada vez llega más gente, aumentando la demanda de los pisos y, por lo tanto, los precios.

Pero, ¿de dónde viene esta gente? En muchos casos, de zonas más despobladas. Los pueblos más pequeños, de interior, se están vaciando por la falta de oportunidades, y eso hace que con el tiempo pierdan la posibilidad de ofrecer servicios básicos como el hecho de tener una escuela en el pueblo.

Esto, a su vez, hace que más gente se marche buscando las oportunidades y facilidades de las áreas más grandes, despoblando las zonas pequeñas aún más y densificando las grandes ciudades, convirtiéndose en un círculo vicioso que difícilmente tiene solución si los poderes públicos no ponen herramientas para revertirlo.

 

Precios asequibles a zonas poco pobladas

Por este motivo, algunos municipios pequeños se han dado cuenta de que la única forma de competir contra la atracción de las grandes ciudades es ofrecer lo que la población no encuentra en aquellas áreas: viviendas a precios asequibles.

Es el caso, por ejemplo, de Benafer, un pequeño pueblo de 150 habitantes de la provincia de Castellón. El Ayuntamiento ha publicado un anuncio de alquiler para un piso de titularidad municipal con un precio mínimo de 250 euros al mes. En solo un día, según su alcaldesa, Sara Navarro, “hemos recibido más llamadas de las que nos esperábamos”.

El consistorio cree que no tardarán en encontrar a los inquilinos que vengan a vivir a la localidad, pero ponen condiciones. Una de ellas es que las personas que alquilen el piso tienen que empadronarse en la localidad y tienen que vivir todo el año, nada de alquileres de temporada o ir a pasar solo las vacaciones de verano. La otra, que preferiblemente sean una familia con hijos para dar un poco de “vida” al pueblo.

La baja población de Benafer ha hecho que no sea sostenible mantener una escuela en el municipio, pero el Ayuntamiento dispone de un servicio de transporte gratuito para llevar a los estudiantes hasta Xérica, localidad donde está el centro escolar más próximo. Allí también está la estación de trenes y están a solo cinco minutos de la autovía.

Además, la Administración expone las ventajas de vivir en un pueblo pequeño, como pueden ser la tranquilidad, la poca contaminación y la conexión con la naturaleza. Destacan, además, que la modalidad del teletrabajo, que se ha extendido mucho, gracias a los cambios provocados por la pandemia de Covid-19, hace que mucha gente pueda beneficiarse de vivir en un pueblo pequeño sin perder su trabajo o sin tener que hacerse muchos kilómetros cada día para llegar a su puesto de trabajo.

Precisamente en este aspecto Benafer destaca porque cuenta con fibra óptica en el municipio, facilitando la conexión a Internet para todos aquellos que decidan y puedan trabajar desde casa. La falta de espacio tampoco es un problema, porque el piso tiene 90 m² y está completamente amueblado, y el pueblo está a solo 30 minutos de Sagunto y a 45 minutos en coche de Valencia; ahora solo falta gente que viva.

Según explican fuentes municipales, actualmente el Ayuntamiento tiene tres viviendas municipales que ya están alquiladas, pero está previsto que se publiquen pronto tres ofertas más: “Estamos acabando de reformar otro de los pisos que tiene el Ayuntamiento en propiedad, y cuando esté listo, también publicaremos las bases”, explica Navarro.

El caso de Benafer podría servir de ejemplo de medidas que solucionan dos problemáticas de golpe: la despoblación de los pueblos más pequeños y la falta de vivienda asequible en las ciudades grandes. Y ya hay varias localidades y municipios que estudian acciones similares.

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