martes, 24 de junio de 2025
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Las urgencias se disparan, y Salud reconoce una situación “tensa”

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Las visitas a urgencias de los hospitales incrementan año tras año. Los profesionales de estos servicios atendieron 3.893.183 visitas en 2024, un 21% más que en 2021, según datos facilitados por Salud a la ACN. El director operativo del Plan Nacional de Urgencias (PLANUC), Xavier Jiménez, reconoce una situación “tensa” por la elevada actividad y dice que trabajan en un modelo para “alcanzar unas formas de pago adecuadas” para los hospitales. La Sociedad de Urgencias pide cambios organizativos y cuidar a los profesionales. Un 10% de los pacientes en urgencias necesita ingreso, lo que explicita una falta de camas no sólo en los hospitales, sino también en centros sociosanitarios y recursos en atención domiciliaria: la urgencia revela a menudo necesidades sociales.

“Tenemos mucha actividad, mucha afluencia de personas, muchas dificultades para intentar trabajar con cierta comodidad, ofreciendo seguridad a los pacientes, que es lo que más nos preocupa. Estamos en una situación tensa”. Así es como describe la situación general en los servicios de urgencias de los hospitales catalanes, más allá del pico de la gripe, el director del Plan Nacional de Urgencias de Cataluña, Xavier Jiménez, en una entrevista a la ACN.

Los hospitales catalanes atienden cada día más de 10.000 visitas urgentes; concretamente, 10.637 de media en 2024: 8.598 de adultos, de las que un 11% necesitará ingreso, y 2.039 de pediatría, con un 4,2% que deberá ingresar en el hospital. En total, las urgencias en los hospitales se acercaron los 4 millones de visitas el año pasado.

 

Una población más envejecida y con más enfermedades crónicas, que vive cada vez más sola, y una atención primaria en la que faltan manos son dos de los principales motivos para entender por qué en los últimos años han aumentado los pacientes que “llaman a la puerta” de las urgencias.

57 minutos de media hasta ser visitado

En cuanto a las esperas en las urgencias, hay un primer tiempo, el de triaje, para discriminar el nivel de gravedad y que se sitúa en 11 minutos de media según los datos de 2024. “Es un tiempo muy estable y pensamos que es bastante razonable”, indica Jiménez.

Entonces está el tiempo de asistencia, el rato que pasa hasta que el paciente es visitado. En 2024, en promedio, fue de cerca de una hora: 57 minutos. Esta espera en las urgencias era inferior en 2010 y puede variar mucho según el centro, tal y como mostró la ACN en un análisis publicado hace un año con datos correspondientes a 2023.

Con los datos de 2024 sobre la mesa, en este caso por regiones sanitarias, se observa que los tiempos de asistencia más altos son en Barcelona ciudad (64,5 minutos) y el más bajo, en Girona (22,9).

 

Después está el tiempo de estancia en las urgencias, es decir, hasta que se resuelve el motivo de consulta del paciente, con el alta en el domicilio, el ingreso en planta o la derivación a otro centro.

Jiménez señala que este tiempo “a veces se puede prolongar en algunos casos y en algunos periodos como en invierno” y que “hay centros que lo sufren más que otros”, pero deja claro que a los pacientes “se les está atendiendo”. “Se le están haciendo exploraciones complementarias; puede estar esperando una cama para ingresar y, en periodos de mucha actividad, puede haber dificultades para tener libres. Es verdad que a veces tenemos esperas excesivas”, admite. Los hospitales tienen una contraprestación cuando los pacientes están más de 24 horas en urgencias.

Las esperas en las urgencias son motivo a veces de queja ciudadana. Las encuestas de satisfacción Plaensa, que realiza el Departamento de Salud, muestran que la valoración del tiempo hasta ver al médico ha empeorado, pasando de un 57,6% de satisfacción en 2023 al 55,9% en 2024. Ahora bien, la valoración del trato personal mejora y es muy alta, tanto de los médicos (87%) como de las enfermeras (90,6%) y los celadores (94,2%). La nota global del servicio es de 7,18 en 2024 (7,12 en 2023).

Otra remarca que hacen los entrevistados es que las urgencias con riesgo vital reciben una atención muy rápida, inmediata, y que estos circuitos están muy bien organizados en Cataluña, gracias por ejemplo al Código ictus o Código infarto.

El reto: acortar las estancias sin aumentar las listas quirúrgicas

El Departamento de Salud trabaja en varias medidas para mejorar la situación en las urgencias, como el atajo de estos servicios. “Tenemos un modelo de financiación que no ayuda a poner el foco en el servicio de urgencias (…). Pensando en el modelo de gestión hospitalario, al gerente de un hospital le sale económicamente más a cuenta priorizar las acciones programadas que las urgentes”, afirma Jiménez.

El director operativo del PLANUC rechaza totalmente la idea de “competir” por las camas: “Las personas que tienen intervenciones quirúrgicas programadas también se tienen que cuidar mucho y detrás hay listas de espera, que tenemos que mirar que no aumenten. Pero también tenemos que conseguir que los enfermos en urgencias y que necesitan ingresar entren dentro de esta capacidad organizativa”.

Jiménez señala que desde el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) vienen trabajando desde hace unos años en un modelo de financiación que acabe “alcanzando unas formas de pago adecuadas a lo que se merecen los centros y que la modernización de la gestión también incluya las urgencias”. Lo que quieren, recalca, es que el modelo de financiación sea “una palanca de cambio para mejorar esta tensión global”.

Por otro lado, el CatSalut trabaja con una visión territorial para “arreglar” el modelo asistencial y la red de dispositivos, sobre todo pensando en las épocas del año con más actividad en las urgencias, como el invierno. El director operativo del plan de Salud para las urgencias pone este ejemplo: “Una persona con un esguince en el pie seguramente le será más resolutivo acudir a un centro de urgencias de atención primaria (CUAP) de la parte norte de Barcelona que al Hospital Vall d’Hebron, que evidentemente le podría solucionar el problema, pero no sería el dispositivo más útil para él”.

Desde el PLANUC también quieren elaborar propuestas que mejoren las condiciones de trabajo de los profesionales, como en cuanto a los turnos, pero son conscientes de que estas medidas serán recomendaciones, ya que la organización laboral depende de las empresas. Por otro lado, la nueva especialidad de urgencias, aprobada el año pasado, debe ayudar al reconocimiento de estos profesionales.

Los especialistas recalcan que la atención debe ser “resolutiva”

La presidenta de la Sociedad Catalana de Medicina de Urgencias y Emergencias, la doctora Mireia Puig, destaca a la ACN que hacen falta espacios “funcionales” para las urgencias y que hay una “grave carencia” de profesionales y eso hace que a veces haya dispositivos abiertos pero con recursos insuficientes.

Puig también subraya que los profesionales de urgencias quieren trabajar en un “entorno seguro”, con “menos interrupciones” y no tener que sufrir “porque hay 40 pacientes esperando en la sala”. “No queremos tener áreas de inseguridad. Pacientes que se esperan demasiadas horas es un riesgo; médicos y enfermeras que están haciendo 25 cosas a la vez es un riesgo”, advierte, y añade: “Que el médico y la enfermera puedan hacer tranquilos el trabajo es muy importante porque se traduce en tiempos de espera, pero sobre todo en una asistencia de más calidad y seguridad para el paciente”.

La presidenta de la sociedad también reclama cambios organizativos: “Nuestra demanda no es incrementar de manera infinita ni los recursos estructurales ni los profesionales, sino mejorar aspectos de organización y utilizar palancas de cambio que hagan que estemos bien organizados”.

Puig recalca que entre los principales objetivos del servicio está que los pacientes “se esperen en función del grado de urgencia” y que “la urgencia sea resolutiva”, es decir, que dé una solución real al paciente. Por ejemplo, es muy diferente un esguince en una persona joven que en una grande, a quien es más difícil dar el alta en casa porque que puede tener unas necesidades sociales y de cuidado más allá de las sanitarias. Son pacientes, dice, que a veces se quedan “más horas de lo que tocaría en un hospital”.

En este sentido, destaca que han trabajado con Salud cómo adecuar la atención a las necesidades específicas de los pacientes frágiles, a partir de experiencias que ya han tenido algunos hospitales, entre ellos el de Sant Pau de Barcelona -donde la doctora Puig es la jefa del Servicio de urgencias-.

La importancia de que la sanidad sea accesible

Preguntada por qué efectos puede tener en la población unos servicios de urgencias saturados de manera crónica -por ejemplo una eventual desafección en el sistema sanitario-, la doctora Puig ve muy importante y “útil” que las puertas del sistema estén abiertas y que la población sepa que lo están.

Puig avisa de que la literatura científica recoge que cuando las urgencias están saturadas hay pacientes que “deberían venir que no lo hacen” y recuerda la pandemia de la covid-19. Con la experiencia a pie de urgencias, señala que a veces atienden a pacientes que llevan semanas con dolor pero que no han acudido a la atención primaria porque creen que tardarían en obtener visita y que también se han esperado a ir a urgencias porque temían que estuviera lleno.

“La mayoría de la población, cuando tiene mal la espalda, espera que le pase y si no es así acaba en urgencias”, pone como ejemplo, pero advierte: “Tenemos gente que viene por A y a quien acabamos diagnosticando B”. En este sentido, considera que las urgencias también están “funcionando como un observatorio de salud” y concluye: “Tenemos que procurar que las urgencias estén funcionando con normalidad porque son un recurso esencial para la ciudadanía. Tenemos que estar operando en condiciones correctas las 24 horas del día los 365 días del año”.

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