Un alcalde catalán deja el cargo, después de 36 años, en manos de la hija

19 de mayo de 2023 a las 09:31h

El pueblo más pequeño de Cataluña, Gisclareny, cambiará de alcalde. Joan Tor, que lo es desde 1979 -con un paréntesis de 8 años-, ha decidido no repetir. La alcaldía, sin embargo, no irá muy lejos porque con toda probabilidad su hija, Queralt Tor, le tomará el relevo.

 

Tor hija recoge la herencia "con respeto" y consciente de que, en los pueblos pequeños, hay mucho trabajo por hacer. Pero esta vez tendrá contrincante: Emili Casas (PSC), un vecino de Bagà que no vive ni vota en el pueblo. No es la primera vez que se presenta una lista fantasma, pero los vecinos creen que no servirá de nada: "Aquí nos conocemos todos y, si viene alguien de fuera, no tiene nada que hacer. Ni los conocemos, ni los queremos conocer", dice Enric Franch, vecino y propietario del único restaurante del pueblo, a la ACN.

 

En el último siglo, Gisclareny ha perdido centenares de habitantes. Ahora, tiene 28, de los cuales 25 tienen derecho a voto, y sólo 20 que residan todo el año. El turismo y la ganadería son la principal y única fuente de ingresos. Desde el año 2018, ostenta el título de pueblo más pequeño de Cataluña. Sus vecinos, la mayoría venidos del área metropolitana, subrayan la naturaleza y la tranquilidad como dos de los mejores alicientes del pueblo, y esta calma no se pierde durante las elecciones. De hecho, aquí la campaña ni siquiera existe.

 

Gisclareny funciona por consejo abierto y, por tanto, no se eligen concejales sino que sólo se escoge al alcalde. Ejerciendo de alcalde desde 1979 -con un paréntesis de ocho años-, Joan Tor ha decidido no volverse a presentar. "Ya he hecho lo que tenía que hacer", subraya. Su hija, Queralt Tor, le toma el relevo y se presenta por primera vez a las elecciones bajo la misma marca política: Acuerdo Municipal, una lista vinculada a ERC.

 

Joan Tor admite que, el hecho de que su hija le siga los pasos, le hace mucha ilusión: "Mi padre fue quien me hizo entrar. Cuando tenía 23 años me dijo que tenía que mirar de ponerme para sacar el pueblo adelante, y estoy contento de haberlo aceptado", subraya. Otros vecinos, como Antoni Baños, también están muy contentos de que Queralt Tor haya dado el paso: "Cuando era pequeña ya le dije que, si algún día se presentaba, yo la votaría, y ahora lo haré".

 

Queralt Tor sigue el relevo de su padre consciente de que en los pueblos pequeños hay mucho trabajo por hacer: "Somos pocos y cuando repartes tareas, toca mucho trabajo para cada uno. El alcalde es desde el que abre la puerta para que venga alguien al Ayuntamiento, el que envía toda la documentación administrativa, el que está al tanto de las subvenciones. Todo el mundo te viene a pedir a ti, es un todo".

 

Sin secretario municipal

Como muchos otros pueblos pequeños, Gisclareny se ha topado de cara con la falta de secretarios. Desde septiembre que no tiene. Tienen las cuentas intervenidas y Tor reconoce que trabajar así es "muy complicado".

 

A Joan Tor le ha quedado pendiente ver cómo se hace realidad una de sus principales luchas: que Gisclareny tenga una carretera de acceso "como es debido", pero asegura que lo deja "del todo encarrilado" para que se haga realidad pronto. Para Queralt Tor, este seguirá siendo uno de los retos principales.

 

"Es uno de los caballos de batalla de nuestra historia. Tenemos que hacer que llegar a Gisclareny sea algo asumible y asequible", añade. La mejora de las comunicaciones es otro de sus retos si es alcaldesa. El otro reto es "la supervivencia" del mismo pueblo. "No olvidemos que este pueblo había tenido una población muy grande, de hasta 500 personas", recuerda Eduard Martín, uno de los vecinos.

 

Lista fantasma sin futuro

Esta vez, Tor tendrá rival. Se trata de Emili Casas, un vecino de Bagà que no vive ni vota en el pueblo y se presenta por el PSC. "Me pidieron hacerlo y acepté porque pienso que en Gisclareny todo el mundo es muy buena gente", subraya. Pero la mayoría de vecinos consultados por la ACN aseguran que Casas no tiene nada que hacer. "Aquí nos conocemos todos y no queremos que nadie de fuera nos venga a decir qué tenemos que hacer", subraya Enric Franch, propietario de Cal Misèria, el único restaurante del pueblo.

 

De hecho, esta no es la primera vez que en Gisclareny se presenta una lista fantasma y nunca ha sido la escogida. "Somos pocos y tenemos que estar bien avenidos y, a veces, la política en pueblos pequeños como este lo que hace es estropearlo", subraya el actual alcalde, Joan Tor.

 
Sobre el autor
C CIUTAT
Redacció
Ver biografía
Lo más leído